Hacer cumplir la ley a distancia cada vez será más fácil para las autoridades con dispositivos como el Skunk, un autómata volador que cuenta con todo un arsenal de material antidisturbios. Lo más importante es que es capaz de “controlar” la muchedumbre sin poner en riesgo vidas humanas.
Tiene un aspecto bastante particular y nos hace recordar a una lámpara de araña. De él penden un altavoz y cuatro carabinas de aire comprimido. Aunque parezca un inofensivo dispositivo volador, no conviene confiarse ya que cada uno de los cañones de Skunk puede disparar 20 proyectiles por segundo, ya sean balas de goma, capsulas de espray de pimienta o bolas de pintura para marcar a los revoltosos.
Para conocer la verdadera potencia hay que multiplicarlo por cuatro rifles de Skunk y se tendrá un robot volador que impone respeto con 80 pelotazos por segundo, y así hasta que se agoten los 4.000 proyectiles que puede almacenar.
Cuenta además con luces estroboscopias y luces laser que permiten cegar temporalmente a los manifestantes, y altavoces para advertir primero. Todo ello mientras vuelta a una distancia seguro por encima de sus cabezas con extrema precisión. Skunk es manejado por tan solo una persona, reduciendo el costo en personal, pudiendo controlar toda la situación a través de una cámara térmica y otra convencional de alta definición.
Desert Wolf es la empresa sudafricana que los desarrollo y reconoce que ha recibido un primer encargo de 25 unidades por parte de una compañía minera.
El artículo Robot antidisturbios volador ha sido originalmente publicado en Robotikka.
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