El surgimiento de aplicaciones como DALL·E, ChatGPT, Bard, Midjourney y decenas más ha puesto sobre la mesa una serie de desafíos relacionados a los derechos de autor. Estas herramientas de inteligencia artificial, por lo general, han sido entrenadas con material protegido por copyright.
Lo que muchos desconocen es que, salvo algunas excepciones, los dueños de estas obras con propiedad intelectual utilizadas para “dar vida” a los modelos IA no han recibido nada a cambio. Así, muchos creadores están empezando a alzar la voz para exigir cambios en las prácticas actuales.
OpenAI responde
Uno de los grandes beneficiados del enorme caudal de contenidos con derechos de autor disponibles en la red es OpenAI. La compañía dirigida por Sam Altman, al igual que muchas otras del sector, ha utilizado enormes datasets para nutrir sus familia de modelos de lenguaje natural GPT (Generative Pre-trained Transformer).
En este punto es donde aparecen nombres como GPT-3, GPT-3.5 y GPT-4. Si bien en la creación de estos modelos intervienen una amplia variedad de pasos y tecnologías, el entrenamiento en base a la recopilación masiva de libros, artículos de noticias, imágenes, páginas web y demás es una parte esencial.
Altman ha reconocido este escenario, aunque ha brindado un poco de esperanza para quienes esperan una retribución por sus obras. Como recoge Axios, en una reunión en la Casa Blanca junto a otros líderes e la industria, el empresario ha dicho que están abordando las preocupaciones acerca del copyright.
“Estamos haciendo el intento de trabajar en nuevos modelos en los que, si un sistema de inteligencia artificial está utilizando tu contenido, o si está utilizando tu estilo, te pague por eso”.
Sam Altman.
Lo cierto es que las declaraciones de Altman no han ido más allá, por lo que se desconoce a ciencia cierta cómo podría cumplir con ese objetivo desde el punto de vista técnico. Tampoco hay detalles sobre los nuevos modelos en los que está trabajando la compañía y cuándo podrían llegar al mercado.
Pero los primeros cambios en este sentido empiezan a emerger en la industria. El banco de imágenes Shutterstock ha anunciado la creación de un fondo para pagar a los creadores cuyo arte fue utilizado para entrenar un modelo propio de generación de IA para la generación imágenes.
El gigante del software creativo Adobe también ha lanzado su propia herramienta para crear imágenes, tipografías y demás contenidos basados en IA. Para el entrenamiento de este sistema, aseguran, se han utilizado imágenes de Adobe Stock o contenidos cuyos derechos ya han expirado.
Al tiempo, cabe señalar, también han empezado a aparecer demandas por supuestas infracciones de copyright. Getty Images ha denunciado a Stable Diffusion por utilizar sus imágenes para entrenar sus modelos. Y como este popular banco de imágenes, otros han seguido su camino.
El conflicto entre el entrenamiento de modelos de IA y el uso de contenidos protegidos por copyright apenas está comenzado. Varios actores del sector apuntan a que el marco legislativo todavía debe actualizarse a estos nuevos tiempos en los que estamos viviendo.
Imágenes: Markus Winkler | Javier Marquez con Bing Image Creator
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