miércoles, 24 de mayo de 2023

Los "Copilotos" de Microsoft proponen un cambio de paradigma brutal: uno en el que chatearemos con nuestro PC

Los

En Redmond tienen mucha prisa por llevar la IA a nuestras vidas. Microsoft casi parece una startup: no para de lanzar productos y servicios que aprovechan el tirón de ChatGPT. Los está incorporando en todo tipo de soluciones, y al hacerlo está cambiando la forma en la que interactuamos con nuestro PC.

Durante décadas los sistemas operativos y las aplicaciones han propuesto una interfaz basada en el ratón y el teclado, pero en Microsoft están haciendo que ese paradigma cambie de forma sutil pero notable: ahora nos da la posibilidad de conversar con esos sistemas operativos y aplicaciones. De chatear con nuestro PC.

Espera. Esto de los chatbots me suena

La idea no es del todo nueva, desde luego. Seguramente muchos de nuestros lectores recordarán que hace unos años se desató una particular fiebre por los chatbots. Satya Nadella afirmaba en 2016 que "los bots serán las nuevas aplicaciones".

Cortana 2016
En 2016 Microsoft apostaba por Cortana y su integración en todo tipo de escenarios (en la imagen, en un Windows Phone) para asistirnos en distintos escenarios. Era una especie de Copilot en estado alfa.

La empresa —que confiaba Cortana al 100%— presentaba entonces su propia plataforma de desarrollo para bots conversacionales, pero no estaba sola: Facebook hacía lo propio esos días mientras Telegram o WeChat habilitaban también esas cuentas automatizadas en sus redes sociales para dar respuesta a preguntas y solicitudes de los usuarios.

Holocaust

El mundo no estaba preparado para aquella revolución, pero tampoco lo estaba la tecnología. La propia Microsoft lanzaba entonces Tay, un bot conversacional que se alimentó de conversaciones para luego dejar que la gente lo usara en Twitter. El experimento, llamativo y arriesgado, fue calificado de desastre. Tay se convertía en ciertas interacciones en un bot racista y negacionista del Holocausto. Microsoft lo cerraba a los dos días. Luego haría otros experimentos. En aquel momento algunos los calificaban de perturbadores, pero al paso que vamos no sería extraño que acabaran resurgiendo.

Lo irónico de todo esto es que Tay simplemente estaba sufriendo el mismo tipo de "jailbreaks" —esos no, estos de ahora— que también afectan a ChatGPT o a Bing. Ambos modelos "alucinan" si uno logra forzar su comportamiento, y Tay también alucinó por las mismas causas. Microsoft prefirió cancelar el experimento entonces: ahora los tiempos han cambiado, estamos avisados y casi pasamos por alto esas subidas de tono. Al fin y al cabo, somos nosotros los que intentamos que ChatGPT se convierta en su reverso tenebroso, DAN.

Lo cierto es que aquella primera generación de chatbots que apareció en 2016 fue efectivamente un desastre. En Xataka probamos los 15 más populares y nos quedó una cosa clara: "todavía son un verdadero desastre". Las limitaciones eran evidentes en todos ellos, y el mundo los olvidó tan rápidamente como los había ensalzado. A otra cosa, mariposa. Al menos, hasta que en noviembre de 2022 OpenAI lanzó ChatGPT.

Microsoft está ganando porque no tenía (casi) nada que perder

Todo cambió en ese momento. Ese modelo de IA conversacional se convirtió en la plataforma con el crecimiento más rápido de toda la historia de internet, y muchas empresas comenzaron a apostar por esa tecnología. En estos últimos seis meses han aparecido startups (y expertos, y pseudoexpertos) del campo de la IA hasta debajo de las piedras, pero por encima de todas ellas se han alzado las dos megaempresas que están dominando el mercado.

Nadella Winning

Una es OpenAI, con una orientación inicial menos empresarial, casi académica, aunque eso haya acabado cambiando. La otra, por supuesto, es Microsoft, que ha sabido aprovechar una ventaja fundamental:

Que no tenía nada que perder.

Eso ha sido vital para su éxito. Microsoft ya no domina el mundo de la tecnología como lo hacía en el pasado. Perdió el tren de las búsquedas de internet, de las redes sociales y de los móviles. La llegada del consigliere Satya Nadella logró despertarla de su letargo, y este directivo cambió el mensaje. Ya no era la empresa de Windows, sino que era la empresa de inteligencia artificial y la nube. Perdió batallas para ganar la guerra. O al menos, una de las guerras importantes que planeaba: la de la nube.

Pero le quedaba la otra. La inteligencia artificial de la que hablaba Nadella en 2018 no era la inteligencia artificial que vemos ahora revolucionar el mundo. Sin embargo, Nadella y su equipo han sabido aprovechar el momento como ninguna otra empresa del mundo. Google parece estar noqueadapero ni mucho menos vencida—, Apple ni está ni se la espera, Amazon ha apostado por ser amiga de todos y Meta, que se despistó con la obsesión de Zuck por el metaverso, está reaccionando de forma interesante —LLaMA es un ejemplo fantástico— aunque por el momento sus lanzamientos sean más académicos que prácticos.

No tener (casi) nada que perder le ha venido fenomenal a Microsoft, que ha podido permitirse un lujo extraordinario para una gran empresa. Ha arriesgado. El despliegue de ChatGPT en productos de Microsoft es excepcional. En apenas cinco meses, desde que anunciaron su inversión multimillonaria con OpenAI,  Microsoft no ha parado de integrar ChatGPT en todos lados.

Copilotos a gogó

Acabamos de verlo en las jornadas del evento Microsoft BUILD 2023. En estas conferencias para desarrolladores hemos visto cómo la empresa no ha parado de lanzar sus "copilotos" (Copilot) para todo tipo de servicios.

Empezaron hacerlo en 2021 con GitHub Copilot, la plataforma que ayudaba a programar gracias al prodigioso —aunque aún poco conocido— GPT-3. Aquel asistente se convirtió en un éxito absoluto, y en apenas 18 meses esa IA programadora ya era responsable del 40% del código en Python y Java que llegaba a GitHub.

Pero lo de GitHub Copilot era el principio, porque ahora tenemos su evolución supervitaminada (GitHub Copilot X) y un montón de copilotos empresariales: Dynamics 365 Copilot y Microsoft 365 Copilot, Copilot in Microsoft Viva, Microsoft Security Copilot, Copilot in Power BI, Copilot in Power Pages, Copilot in Microsoft Fabric.

A todos ellos se le suman dos muy especiales y que en Xataka tenemos muchas ganas de probar. El primero, la integración del mencionado GitHub Copilot X en la ya de por sí genial Windows Terminal: nos recomendará comandos, nos explicará qué pasa cuando aparece un mensaje de error y será capaz de realizar ciertas acciones dentro de la terminal.

El segundo, mucho más importante, es Windows Copilot, el chatbot conversacional integrado en el sistema operativo Windows 11 que permitirá que, literalmente, chateemos con nuestro PC. Le podremos decir cosas como "¿cómo activo el modo oscuro de Windows?", pero que integrará todo el potencial de Bing Chat en el sistema operativo.

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Id acostumbrándoos a ese icono. Es probable que lo veáis mucho a partir de ahora.

De hecho, no solo nos ayudará a solucionar potenciales dudas o problemas con nuestro equipo, sino crearnos una dieta o planificar una escapada de tres días a Soria. Esa integración funciona de dos formas distintas: podemos invocar Windows Copilot desde la barra de tareas y su nuevo icono, pero también estará totalmente integrado en Edge: si estamos visitando una página web, podremos lanzar ese copiloto, basado en Bing Chat, para que conteste preguntas respecto a la información mostrada en esa página. 

La intención de Microsoft, insistimos, es que chateemos sin parar con nuestro ordenador. El ratón sigue siendo parte fundamental de la experiencia, pero ahora el teclado cobra especial importancia y seguramente escribamos más que nunca. 

Cabe plantearse si este lanzamiento desaforado de copilotos tiene algún sentido. Si no es un mero movimiento de marketing ahora que todo suena y huele a inteligencia artificial. Si Microsoft simplemente no estará aprovechando el tirón y matando moscas a cañonazos.

La impresión que dan esos primeros productos es que puede haber algo de eso. Y sin embargo, Windows Copilot plantea una solución válida a un problema existente. Mi madre, por ejemplo, probablemente no sabría encontrar cómo activar el modo oscuro de Windows 11 por sí sola. Poder preguntarle a Windows Copilot cómo se hace para que el asistente la guíe paso a paso tiene sentido, al menos para mí. Y le ahorra tener que llamarme y decirme aquello de "perdona que siempre te estoy llamando para estas cosas" para poder llamarme por otras alejadas de las dudas tecnológicas.

No sé. Puede que Microsoft esté acertando de pleno con este paradigma. Uno en el que ya no manejaremos tanto nuestro PC: conversaremos con él. 

Primero, con el teclado.

Luego, quizás, con la voz.



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