La Unión Europea no innova (mucho). Sobre todo, regula. Esa es la visión del célebre efecto Bruselas que está plasmándose cada vez más en el viejo continente. Son muchos los analistas que han advertido de los riesgos que eso implica, y el propio y reciente informe de Mario Draghi incidía en esa amenaza. Ahora son algunas grandes de la tecnología los que vuelven a advertir del error en el que puede caer la Unión Europea.
Cuidado que se nos va el tren de la IA. Como revela The Wall Street Journal, un grupo de empresas entre las que destacan Meta y Spotify han publicado una carta abierta junto a otras empresas. En ella advierten a la Unión Europea de los riesgos a los que se enfrentan los países miembros en el ámbito de la inteligencia artificial. La regulación tecnológica, sostienen, puede provocar que en la UE nos perdamos las ventajas de esta tecnología.
Las empresas europeas reconocen el problema. El mensaje es en realidad una repetición del que Daniel Ek y Mark Zuckerberg ya ofrecieron el pasado mes de agosto. Entre las empresas que también firman la misiva están grandes grupos empresariales europeos como Ericsson, SAP, Thyssenkrupp o, curiosamente, la firma italiana de moda Prada. Todas ellas creen que "Europa se ha convertido en menos competitiva y menos innovadora con respecto a otras regiones y ahora se arriesga a quedarse aún más atrás en la era de la IA debido a la toma de decisiones incosistente a nivel regulador".
IA a dos velocidades, la europea y la del resto del mundo. Tanto Meta como Apple o Microsoft han anunciado en los últimos meses nuevos productos y servicios de inteligencia artificial. Sin embargo, esos servicios quedan excluidos en la Unión Europea y los usuarios de los países miembros no pueden disfrutar de ellos. Es lo que ha pasado con Copilot en Windows 11 o con Apple Intelligence, que comenzará a estar disponible en octubre pero no en la UE, donde su fecha de salida es totalmente incierta.
Las empresas no saben a qué atenerse. La regulación tiene además el problema de estar sujeta a interpretación, y no está claro que lanzar ciertas opciones de IA pueda o no acabar violando esas leyes. Eso hace que las empresas prefieran curarse en salud y no lanzar dichas opciones en la Unión Europea, lo que perjudica a los usaurios.
Las buenas intenciones nos están dejando atrás. La obsesión reguladora de la UE probablemente es bienintencionada, y de hecho los euroreguladores han conseguido frenar algunos comportamientos anticompetitivos de las grandes tecnológicas. La reciente disponibilidad de tiendas de terceros en iOS es por ejemplo una victoria para los usuarios de la UE. Sin embargo en el caso de la IA está suponiendo un freno tanto al desarrollo e innovación en este ámbito como en su uso por parte de los 450 millones de consumidores europeos.
La regulación preventiva es un problema. Zuckerberg y Ek ya lo destacabn en agosto: regular algo una vez se conocen los daños es necesario, "pero la regulación preventiva de los daños teóricos de tecnologías incipientes como la IA de código abierto ahogará la innovación". Ambos directivos aludían a la "aversión al riesgo" que tiene la UE, y ciertamente la postura extremadamente cauta de los euroreguladores está teniendo ya impacto en empresas y usuarios del viejo continente.
Imagen | Anthony Quintano | Fortune Brainstorm TECH 2011
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