Si te gusta el mundo de la robótica seguro que en más de una ocasión has intentado utilizar algún ejemplo de algoritmo de inteligencia artificial para ver cómo el sistema verdaderamente va aprendiendo con el tiempo y los fallos. Precisamente y gracias al uso de este tipo de algoritmos el profesor Ralf Der del Max Planck Institute foro Mathematics in the Sciences, en colaboración con el postdoctorado Georg Martius del Institute foro Science and Technology en un reciente artículo publicado en PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences) nos hablan de cómo un robot dotado de inteligencia artificial, al cabo de una serie de iteraciones comienza a crear inteligencia sensomotriz.
Debido a que gracias a este tipo de algoritmos el robot está dotado de una red neuronal artificial que se desarrolla de manera autónoma gracias a su aprendizaje permite que tras una serie de iteraciones el robot comience a demostrar que tiene cierta inteligencia sensomotriz, un descubrimiento de bastante relevancia ya que hasta la fecha este tipo de inteligencia se había catalogado como algo que aparecía debido a ala motivación o la curiosidad intrínseca pero que, tras este descubrimiento, ahora se atribuiría a la plasticidad sináptica del propio sistema nervioso.
Para probar todo lo anterior, los autores de este peculiar descubrimiento, decidieron utilizar robots bioinspirados, concretamente un robot humanoide y un robot hexápodo en varias simulaciones por ordenador físicamente realistas. Ambos robots reciben información sensorial de sus cuerpos pero no se les da ningún tipo de instrucción o tarea. Gracias a esto se puede observar un rico espectro de comportamientos rítmicos de los robots a medida que exploran diversos movimientos lo que permite que, mediante retroalimentación, los robots puedan adaptarse rápidamente desarrollando una forma de inteligencia sensomotriz.
Al realizar la prueba en diferentes escenarios se pudo contemplar como los robots podían adquirir la capacidad de gatear, caminar sobre superficies cambiantes e incluso cooperar con el otro robot. Según los autores de este proyecto, esto responde a la plasticidad sináptica, un mecanismo de acoplamiento que permite a una red neuronal sencilla generar movimientos constructivos para casi cualquier cuerpo dado.
Según Georg Martius:
Se supone comúnmente que en la evolución se requieren mutaciones tanto en la morfología y el sistema nervioso del individuo, pero la probabilidad de que ambos eventos ocurran al mismo tiempo es infinitamente baja. Sólo requerir mutaciones corporales sería una estrategia mucho más productiva. Imagina un animal sólo que intenta evolucionar y salir del agua a la tierra. Aprender a vivir en la tierra durante su propia vida sería muy beneficioso para su supervivencia.
El artículo ¿Cómo se puede desarrollar la inteligencia sensomotriz? ha sido originalmente publicado en Actualidad Gadget.
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