Cuando OpenAI lanzó ChatGPT en noviembre del año pasado tomó por sorpresa a algunas de las más grandes compañías tecnológicas del planeta. La startup llevaba años trabajando en el campo de la inteligencia artificial (IA) y, si bien en ese entonces era responsable de productos notables como GPT-3 y DALL·E, la llegada del chatbot impulsado por GPT-3.5 provocó un auténtico terremoto.
El bombazo fue tal que Google, el impulsor de la prodigiosa arquitectura transformer aprovechada al máximo por la firma dirigida por Sam Altman, parecía estar quedándose atrás. Los de Mountain View no tardaron en reaccionar y en marzo de este año presentaron su propio chatbot llamado Bard basado inicialmente en LaMDA. Meta respondió de manera similar con sus modelos Llama de IA.
Meta quiere ser protagonista
La primera versión de Llama llegó a principios de este año con la promesa de competir con GPT-3, pero todavía lejos de igualar o superar a los modelos más ambiciosos del momento. Los modelos, recordemos, son los componentes que dan vida a chatbots como ChatGPT. OpenAI y Google tienen sus propios modelos y chatbots, pero Meta no tiene, de momento, un chatbot de uso general.
Bajo la premisa de permitir que los desarrolladores pudieran crear sus propias soluciones basadas en él, Meta liberó más tarde Llama 2, un modelo considerado por algunos especialistas del sector como el movimiento más importante desde la llegada GPT-3.5. Aún así, en términos de rendimiento general estaba varios pasos por detrás del popular GPT-4 y se asemejaba más al corazón de ChatGPT.
Pese a haber invertido una fortuna en el metaverso, la firma liderada por Mark Zuckerberg parece decidida a tener un lugar protagónico en la carrera por la inteligencia artificial. Según The Wall Street Journal, Meta esté encaminada a tener finalmente un modelo que estará a la altura de GPT-4, aunque no llegará en lo que queda del año: el lanzamiento está programado para algún momento de 2024.
El gigante de las redes sociales ha tenido que superar varios obstáculos para llegar a este este punto. Uno de ellos ha estado directamente relacionado a sus recursos informáticos para entrenar modelos avanzados. Documentos vistos por Reuters señalan que la infraestructura de la compañía no estaba optimizada para desarrollar este tipo de producto de inteligencia artificial.
Meta parece comprometida a crear una alternativa atractiva a GPT-4. La gran pregunta es si realmente logrará hacerse un hueco en el mercado. En la actualidad, los desarrolladores pagan por tener acceso al modelo más reciente de OpenAI a través de su API. La matriz de Facebook e Instagram plantea un enfoque gratuito y abierto, no exactamente de “código abierto” cómo suele mencionarse.
El sucesor de Llama también llegaría con una opción de pago para empresas. La gran diferencia de la alternativa sin coste es que los clientes corporativos podrían utilizar el modelo para entrenarlo con sus propios datos. Toca esperar para saber cómo evolucionará todo esto, pero algo queda claro: estamos siendo testigos del gran desarrollo del sector de la inteligencia artificial.
Imágenes: Meta
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