La guerra por la inteligencia artificial la está ganando ChatGPT. El chatbot creado por OpenAI sigue siendo la referencia mientras que Google, que intenta recuperar terreno con Bard, está compitiendo no solo contra OpenAI, sino contra sí misma.
Unir fuerzas no siempre es fácil. La situación ya era compleja en marzo, cuando Google decidió que sus dos grandes divisiones de IA unieran fuerzas. En The Information indicaban entonces cómo DeepMind y Google Brain comenzaban a trabajar unidas, al menos de cara al respetable. La realidad, parece, era bien distinta.
División interna. Según Amir Efrati, editor en The Information y con fuentes en la compañía, los responsables de DeepMind y de Google Brain no tenían demasiadas intenciones de colaborar y trabajar juntos, y simplemente fueron forzados a ello.
Sundar Pichai no manda tanto. Analistas como Efrati han destacado el estilo "delicado" de liderazgo, de Sundar Pichai, CEO de Alphabet, que funcionó bien mientras la empresa dominaba el mercado. Esa filosofía no parece funcionar tan bien ahora, y según esos datos Pichai "no tenía mucho poder sobre la gente que supuestamente trabaja para él". De hecho, explicaban que el CEO se quejaba a sus colegas de que "no podía lograr que Demis Hassabis, CEO de DeepMind, priorizara ciertos proyectos o compartiera código software con [Google] Brain".
¿Bard entrenado con ChatGPT? A finales de marzo Jacob Devlin, uno de los principales investigadores de Google, dejó la empresa y fichó por OpenAI. Devlin se quejó a sus jefes de que Bard estaba siendo entrenado con ChatGPT, y, en concreto, con ShareGPT, un sitio web en el que la gente publica las conversaciones que mantenía con ChatGPT. En The Verge lograron contactar con Google, que negó esas afirmaciones e indicó que Bard "no está entrenado con datos de ChatGPT o ShareGPT".
Pero espera, que ChatGPT se entrenó con YouTube. El culebrón no acaba ahí, y ahora se ha descubierto que OpenAI descubrió que los vídeos de YouTube podían ser una valiosa fuente de información y entrenamiento para ChatGPT. Según The Information, la firma usó Whisper —que transcribe audios para convertirlos en texto— tanto para usar vídeos de YouTube como podcasts con los que entrenar a ChatGPT.
¿Violación de términos de YouTube? No queda claro si esa extracción de datos para entrenar a ChatGPT es una violación de sus términos de uso. En ellos se indica que está prohibido ver o licenciar el contenido para otra cosa que no sea "un uso personal y no comercial", y tampoco se pueden usar herramientas automatizadas para acceder a YouTube. Ni Google ni OpenAI han realizado comentarios al respecto.
Transparencia (casi) nula. La situación revela un problema aún más profundo: solo esas empresas saben realmente cómo han sido entrenados los modelos fundacionales —GPT-4 en el caso de OpenAI, PaLM 2 en el de Google—. Hay muchas incertidumbres en este sentido, y precisamente la AI Act que quiere regular estos modelos en la Unión Europea exigirá mayor transparencia en este sentido. En Xataka hemos contactado con Google para recabar más información, y actualizaremos el tema en caso de recibir nuevos datos.
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