El universo de la limpieza automatizada lleva años girando en torno a un mismo eje: la búsqueda de un robot capaz de limpiar con eficacia, sin complicaciones y con un mínimo de intervención humana. Roborock lo sabe, y por eso lleva tiempo refinando su propuesta hasta convertirla en una experiencia casi invisible. Con el nuevo Roborock QV 35A, la marca da otro paso adelante hacia esa idea de hogar autónomo, donde la tecnología deja de ser protagonista para convertirse en un aliado silencioso y constante.
Desde fuera puede parecer “otro robot aspirador más”, pero lo cierto es que detrás de su diseño sobrio y su estación multifuncional se esconde una maquinaria tan minuciosa como potente. Lo he probado durante varias semanas en distintos entornos, y la sensación final es clara: Roborock ha conseguido que la limpieza deje de ser una tarea y pase a ser una costumbre que ocurre sola, sin apenas recordarnos que está ahí.
Diseño y materiales
El QV 35A mantiene el lenguaje estético característico de Roborock, con una apariencia limpia, materiales de buena factura y esa combinación entre robustez y discreción que tanto aprecian los usuarios que no quieren llenar la casa de aparatos estridentes. En el acabado destaca un brillo satinado que disimula el polvo y las huellas, mientras el módulo LiDAR se integra sin sobresalir demasiado. Su construcción da la sensación de producto bien ensamblado, pensado para durar y resistir el trajín de una vivienda con niños, mascotas o simplemente mucha vida diaria.
El diseño del depósito y del sistema de mopas giratorias resulta especialmente acertado. Los discos de fregado se elevan automáticamente al detectar alfombras, evitando que éstas se humedezcan y garantizando una transición fluida entre suelos duros y textiles. No hay sensación de improvisación: cada parte del robot encaja en una coreografía de precisión que se nota al primer uso. Es una máquina sólida, práctica y, sobre todo, muy coherente con la filosofía de la marca.
Estación multifuncional
La estación del Roborock QV 35A merece un párrafo aparte. No es simplemente un punto de carga, sino un auténtico centro de mantenimiento autónomo. Aquí el robot vacía el polvo, limpia sus mopas con agua caliente y recarga sus depósitos sin que tengamos que intervenir. Todo el proceso está pensado para mantener el sistema operativo durante semanas, reduciendo al mínimo la interacción del usuario. Lo cierto es que la primera vez que uno observa cómo el robot se limpia a sí mismo hay algo de magia, casi de ciencia ficción doméstica.
El nivel de ruido durante el autovaciado es razonable, y aunque sigue siendo perceptible, está mejor contenido que en generaciones anteriores. Además, los tanques de agua limpia y sucia son fácilmente accesibles, y el mantenimiento general de la estación se resuelve con un par de gestos. El diseño del conjunto no busca llamar la atención, pero transmite esa sensación de producto premium que uno espera cuando invierte en una máquina de este nivel.
Características técnicas
Aquí es donde el QV 35A marca la diferencia. Su sistema de succión HyperForce de 8000 Pa (2000 menos que su hermano «S») no es sólo una cifra espectacular sobre el papel: en la práctica, se traduce en una recogida de suciedad sorprendentemente eficaz incluso en alfombras de pelo medio. Da igual si se trata de restos de arena, migas o el temido pelo de mascota, el robot responde con solvencia y mantiene una presión constante sin que el ruido se dispare.
El trabajo combinado de aspirado y fregado es otro de sus puntos fuertes. Las mopas giratorias ejercen suficiente presión como para eliminar manchas secas sin dejar rastro, y el sistema de gestión del agua ajusta automáticamente el caudal según el tipo de suelo. No sustituye a una fregona tradicional, pero en el día a día consigue mantener los suelos impecables con un nivel de esfuerzo prácticamente nulo por parte del usuario.
Navegación e inteligencia
El cerebro del QV 35A está en su sistema LiDAR PreciSense, complementado con la tecnología Reactive Tech que evita obstáculos de forma predictiva. No se limita a reaccionar ante lo que ve, sino que “comprende” la habitación, detectando objetos pequeños o cables antes de tocarlos. Durante las pruebas, apenas necesitó rescates, y su planificación de rutas fue precisa incluso en entornos complicados con muebles bajos o estructuras irregulares.
Los mapas 3D de la aplicación Roborock es una delicia. Permite dividir habitaciones, marcar zonas prohibidas y establecer horarios con una interfaz sencilla y visual. Además, el robot aprende con el uso, optimizando cada pasada para acortar tiempos sin perder cobertura. En este sentido, la experiencia es tan fluida que a veces uno olvida que está gestionando un dispositivo con tal nivel de complejidad técnica.
Software y conectividad
El ecosistema Roborock lleva tiempo siendo uno de los mejor integrados del mercado, y este modelo no es la excepción. Compatible con Alexa, Google Home y HomeKit, sobre todo porque tenemos los últimos protocolos de domótica Matter. Todo ello nos permite iniciar limpiezas o configurar rutinas con simples comandos de voz. La app, disponible para iOS y Android, ofrece control total sobre cada parámetro, incluyendo la potencia de succión, el caudal de agua y el mantenimiento de filtros o mopas.
Los tiempos de respuesta entre órdenes y ejecución son mínimos. Además, Roborock ha mejorado la interfaz visual con animaciones más suaves y una gestión de mapas más intuitiva. Todo está diseñado para que la experiencia de uso sea sencilla, incluso para quienes no tienen especial afinidad con la tecnología. El resultado es una plataforma madura, estable y, sobre todo, confiable.
Experiencia en el día a día
En la práctica, el QV 35A consigue lo que promete: limpiar sin interrumpir la rutina de la casa. Se desplaza con elegancia, evita obstáculos sin golpear y completa cada ciclo con una precisión casi obsesiva. Lo que más me ha sorprendido es su capacidad para mantener la potencia durante sesiones largas sin mostrar fatiga ni desviarse del mapa original. Su batería ofrece una autonomía holgada que cubre fácilmente viviendas grandes antes de regresar a la base.
El nivel sonoro durante el aspirado es moderado, y el modo nocturno reduce aún más las revoluciones para trabajar sin molestar. Todo ello hace que sea un compañero invisible, de esos que trabajan en silencio mientras tú haces otras cosas. En ese equilibrio entre potencia, inteligencia y discreción reside su mayor virtud: la de integrarse en el hogar sin imponerse.
Opinión del editor
El Roborock QV 35A no inventa la rueda, pero sí la hace girar con una suavidad admirable. Su propuesta no se basa en el espectáculo, sino en la consistencia. Es un robot que limpia, se mantiene y aprende, y lo hace con una naturalidad que uno sólo valora cuando lleva semanas sin tocar una escoba. Roborock ha logrado afinar su fórmula hasta el punto de que cuesta encontrarle defectos más allá del precio, que aunque elevado, se justifica por la comodidad y fiabilidad que ofrece.
Además, Roborock acompaña el lanzamiento del QV 35A con una promoción de Black Friday realmente interesante. Su precio original es de 599,99 €, pero durante el periodo de oferta se puede conseguir con un descuento de hasta el 42 %, dependiendo del distribuidor. En Amazon se queda en 359,99 €, lo que supone una rebaja directa de 240 € (40 %), mientras que en El Corte Inglés su precio desciende hasta los 349 €, con un ahorro total de 250 € (42 %).
Si quieres aprovechar la promoción, puedes encontrarlo directamente en los siguientes enlaces oficiales:
No es un capricho, es una inversión en tiempo y tranquilidad. En mi experiencia, el QV 35A representa justo eso: la madurez de un concepto que hace unos años parecía futurista y que hoy, por fin, se ha vuelto rutina. Y quizás ahí está su mayor mérito, el de convertir la tecnología en algo tan cotidiano que casi olvidamos lo extraordinario que resulta.
Pros
- Autolimpieza
- Conectividad
- Precio
Contras
- Base de gran tamaño
- Sin identificación de objetos
- Sin cámara
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