¿Quieres quitarle el fondo a una imagen? No hay problema, la IA te lo hace en un periquete. ¿Crear un prototipado de diseño rápido? Hay varios servicios para ello. ¿Que una IA te escriba un texto de forma creativa y perfecta? Lo mismo. Los modelos de IA generativa se han convertido en herramientas muy útiles para todo tipo de ámbitos, pero es que también han agravado un problema que ya teníamos.
Te dejamos probar... Es cierto que muchos de estos servicios permiten que los uses gratuitamente, pero lo hacen de forma limitada. A menudo ofrecen que puedas generar alguna imagen, transcribas un audio o resumas un PDF con IA—entre otras muchas opciones—, pero si quieres hacer eso mismo unas cuantas veces, toca pagar.
Suscríbete... Si nos han convencido con esas pruebas gratuitas, la mayoría de servicios ofrecen planes de suscripción mensuales para usar todas sus opciones de forma ilimitada. El ejemplo perfecto lo tenemos en ChatGPT y ChatGPT Plus, que son virtualmente idénticos pero que diferencian claramente entre un usuario ocasional y otro intensivo. Entre otras cosas, porque con el modelo gratuito tienes un límite bajo de consultas y tampoco puedes generar imágenes. ChatGPT es básicamente un anzuelo para que piques y te suscribas a ChatGPT Plus, que cuesta 20 dólares al mes.
... o cómprate un bono. En otros casos en lugar de una suscripción lo que se compran son créditos que permiten aprovechar el modelo de forma extendida. En Magnific, la aplicación de escalado creativo por IA, ocurre eso: cuando escalas una imagen se consumen cierto número de monedas o "tokens" que dependen de la resolución de esas imágenes. Cuando se acaban esos tokens, puedes comprar más para seguir utilizando el servicio. En estos momentos al pagar 39 euros al mes obtienes 2.500 tokens que usar en escalados normales (da para unos 200) o grandes (da para unos 100).
Pero es que usar IA es caro. No por las suscripciones en sí, sino porque realmente es caro: esas plataformas que nos proponen todo tipo de opciones se basan a su vez en los LLM y modelos de IA de las grandes. Ellos los usan a través de la API y luego nos ofrecen una herramienta específica ajustada a ese propósito. Pero las consultas y peticiones hacen trabajar a los centros de datos que ejecutan esos procesos, y que están basados en carísimas GPUs que además consumen muchísima energía. Todo suma, y el usuario es el que al final debe pagar si quiere aprovechar esos servicios de forma continuada. Y hay otra razón aún más poderosa: el modelo funciona, como bien saben en Adobe.
Vuelve la fatiga de las suscripciones. Como ya ocurría con las numerosas plataformas de streaming de contenidos y con todo tipo de servicios que ya usaban el modelo de suscripción, el problema es que estamos rodeados de cuotas mensuales por todos lados. Eso también es cierto con los servicios de IA, que han acabado agravando el problema de la fatiga de las suscripciones. La pregunta, claro, es hasta dónde podremos aguantar.
Demasiados actores. Por el momento el mercado parece estar aquí muy diversificado, y salvo algunos grandes actores (ChatGPT, Midjourney), las suscripciones a plataformas de IA está aguantando el tirón. Sin embargo aquí podríamos vivir en el futuro una concentración de servicios: la evolución de plataformas como ChatGPT, Gemini o Copilot invita a pensar en un futuro en el que estos modelos (y quizás alguno más) harán prácticamente de todo, lo que dejará menos sitio a servicios más específicos.
Imagen | Mia34s_64998 con Midjourney
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