La IA y los semiconductores, se están convirtiendo en armas estratégicas en la geopolítica, decantando la balanza del conocimiento y la innovación en la carrera por la superioridad tecnológica que disputan EE.UU y China.
Chris Malachowsky, cofundador de NVIDIA y exalumno de la Universidad de Florida, ha financiado con 25 millones de dólares la construcción de HiPerGator AI, uno de los superordenadores más potentes del mundo. El resto del proyecto se ha financiado con las aportaciones de 25 millones de dólares por parte de NVIDIA, otros 25 millones de un alumno de la universidad y 20 millones más que aportará la propia universidad. “Hemos creado un modelo potente y replicable de cooperación público-privada para beneficio de todos”, afirmaba el cofundador de NVIDIA en un comunicado de la compañía.
Este superordenador está formado por 140 nodos NVIDIA DGX A100, 17.920 núcleos AMD Rome, 1.120 GPU NVIDIA Ampere A100 y un almacenamiento de 2,5 PB. Este conjunto ofrece una potencia de cómputo de 700 petaflops para IA.
La herramienta se ha sido instalada en un edificio de aspecto futurista en el campus de la Universidad de Florida que lleva el nombre del cofundador de NVIDIA. Su objetivo es convertir a la institución en una de las pioneras en el uso de informática de vanguardia para la investigación académica y un imán para el talento en inteligencia artificial.
Los investigadores de la Universidad de Florida y de otras universidades del estado, tenían intención de usar este superordenador para investigaciones como desarrollar mejores variedades de trigo o investigar nuevos medicamentos contra el cáncer, usando inteligencia artificial en los procesos de emulación y ensayo.
El principal escollo para conseguirlo es que, pese a tener una de las mejores herramientas al servicio de la IA que se ha construido en el mundo, el talento y los conocimientos que se necesitan para exprimir al máximo sus capacidades están en China e Irán.
EE.UU tiene los chips, China e Irán los cerebros
Esta situación pone a la Universidad de Florida en un serio aprieto. Las leyes anti-China impulsadas por el gobernador de Florida Ron DeSantis y la administración de Donald Trump y Joe Biden, prohíbe explícitamente la contratación de investigadores en siete países clasificados como “preocupantes”: China, Irán, Cuba, Venezuela, Rusia, Siria y Corea del Norte.
En declaraciones a Fortune, Danaya Wright, catedrática de derecho que preside el claustro de profesores de la universidad, afirmaba: “Es una ley estúpida por muchas razones. La realidad es que necesitamos atraer talento, no expulsarlo. Para algunos profesores, estas leyes obstaculizarán la investigación y las retrasará durante varios años”.
El talento en inteligencia artificial que se ha ido generando en EE.UU ha sido atraído con grandes salarios hacia empresas privadas como la propia NVIDIA, dejando muchas vacantes en la investigación universitaria. En ese contexto, la única salida para las universidades es atraer talento de otros países, para desarrollar las investigaciones en curso.
China e Irán han venido incentivando programas educativos sobre inteligencia artificial en sus programas de estudio desde 2017. Eso ha permitido que sus graduados cuenten con un elevado nivel de conocimientos en esta materia. El bloqueo de EE.UU a estos países “preocupantes” está consiguiendo que las universidades de sus países no puedan acceder al hardware que necesitan para desarrollar sus conocimientos en aplicaciones científicas.
Según CSRankings, cuatro de las seis universidades que más artículos científicos publican sobre IA son chinas. En 2018, una cuarta parte de los principales investigadores de IA del mundo eran de China y el 57% de estos investigadores fueron contratados por universidades estadounidenses. De estos investigadores, tres cuartas partes continuaron trabajando en Estados Unidos tras sus investigaciones iniciales, tal y como muestran los datos del estudio de MacroPolo.
En EE.UU el caso es justo el inverso: tienen todo el hardware necesario, pero se necesita el talento y los conocimientos para sacarle todo el rendimiento. “Los mejores talentos quieren trabajar con los mejores talentos, e históricamente las universidades estadounidenses han sido el lugar donde eso sucede”, dijo a Fortune Matt Sheehan, miembro del Carnegie Endowment for International Peace.
Los investigadores están molestos con los políticos porque en ocasiones han cedido a las presiones para relajar determinadas restricciones en materia de inversión, como las que llevaron a cabo importantes firmas financieras, incluida Citadel del milmillonario Ken Griffin, para revisar una prohibición a los ciudadanos chinos de invertir en bienes raíces de Florida.
La Universidad de Florida reclutó a más de 1.000 estudiantes de posgrado de China, Irán, Venezuela y otros cuatro países cubiertos por la ley de Florida antes de su aprobación.
En la actualidad, todo este talento no está operativo en las universidades estadounidenses. “El trabajo de investigación diario lo realizan los estudiantes de posgrado, no los miembros de la facultad. Si no contamos con una cartera de doctorados con conocimiento de alto valor, no podemos hacer todo el trabajo que queremos hacer”, señalaba Jiangeng Xue, profesor de ciencia e ingeniería de materiales en la Universidad de Florida.
Imagen | NVIDIA
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