Las operaciones de mantenimiento de las líneas eléctricas de alta tensión entrañan riesgos importantes para los técnicos que deben llevarlas a cabo. La altura a la que a menudo tienen que abordar la manipulación de la infraestructura eléctrica y la posibilidad de sufrir una descarga son los principales riesgos que se ven obligados a asumir estos operarios. Afortunadamente ahora cuentan con algo a su favor: el notable desarrollo que está experimentando la robótica aérea.
En España reside un centro de investigación vinculado a la Universidad de Sevilla que cuenta con mucha experiencia en esta disciplina: el Grupo de Robótica, Visión y Control (GRVC). Este equipo está liderado por Aníbal Ollero, doctor ingeniero y catedrático de Robótica en la Universidad de Sevilla especializado en el diseño y la puesta a punto de robots aéreos y vehículos aéreos no tripulados. Actualmente el GRVC trabaja en más de 20 proyectos, y uno de ellos persigue, precisamente, mejorar la seguridad de los técnicos que velan por la infraestructura eléctrica.
El proyecto AERIAL-CORE ya está entregando resultados muy prometedores
A grandes rasgos el propósito de esta iniciativa es desarrollar nuevas tecnologías y sistemas robóticos aéreos con capacidades cognitivas que les permitan afrontar operaciones de inspección y mantenimiento de infraestructuras de difícil acceso. No cabe duda de que el tendido de las líneas eléctricas encaja como un guante en esta premisa, por lo que este grupo de investigadores ha puesto a punto un robot ligero que lleva a cabo la instalación en las líneas eléctricas de los dispositivos espantapájaros exigidos por la regulación para evitar que las aves choquen con los cables y corran el riesgo de sufrir una descarga eléctrica.
Los dos brazos permiten al robot instalar en la línea eléctrica el dispositivo espantapájaros exigido por la regulación actual
Este ingenioso robot pesa 3 kg y tiene dos brazos y una base rodante que lo dotan de una gran polivalencia. De hecho, como podéis ver en el vídeo que publicamos debajo de estas líneas, la base rodante le permite afianzarse de una manera estable sobre la línea eléctrica y desplazarse por ella. Además, los dos brazos le capacitan para instalar en la línea el dispositivo espantapájaros exigido por la regulación actual. Esta estrategia evita que deban llevar a cabo este procedimiento los técnicos de mantenimiento de una forma completamente manual y asumiendo los riesgos que conlleva esta operación.
Su solución consiste en recurrir a un dron multirrotor diseñado para "agarrarlo" y desacoplarse correctamente
No obstante, no debemos pasar por alto la estrategia por la que se han decantado los ingenieros del GRVC para colocar este robot sobre la línea eléctrica. Y es que su solución consiste en recurrir a un dron multirrotor diseñado para "agarrarlo" y desacoplarse correctamente una vez que el robot está alojado sobre la línea de alta tensión a unos 10 metros de altura. En el vídeo podemos ver la precisión con la que ambas máquinas llevan a cabo su cometido.
Una vez que el robot de dos brazos ha finalizado la instalación del dispositivo espantapájaros sobre la línea eléctrica el dron regresa para acoplarse a él nuevamente y depositarlo en el suelo sin que haya sufrido ningún daño. El tiempo invertido en la colocación del robot sobre la línea es de aproximadamente 80 s, y el lapso necesario para recuperarlo cuando ha finalizado su función es de unos 110 s, por lo que la operación completa requiere aproximadamente 4 minutos (este tiempo contempla la instalación de los dispositivos espantapájaros). No cabe duda de que todo el esfuerzo que se realiza para mejorar la seguridad de las personas que trabajan en este tipo de instalaciones merece mucho la pena.
Imagen de portada: Grupo de Robótica, Visión y Control (GRVC)
Más información: Grupo de Robótica, Visión y Control (GRVC)
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