Hace unas semanas nos sorprendimos con la agilidad de Atlas, capaz de hacer una voltereta mortal sin aparente mayor dificultad. Sin embargo, esa habilidad no es exactamente nueva. Hace más de 35 años otro robot mucho menos moderno también era capaz de un movimiento similar. Más torpe y con algo de ayuda, pero la demostración de que Boston Dynamics ya apuntaba maneras.
Para descubrir el origen de la empresa que ahora pertenece a Hyundai hay que irse al MIT. Allí encontramos el MIT Leg Laboratory, que acabó posteriormente convirtiéndose en Boston Dynamics. De nuevo, un equipo de investigadores de la mejor universidad técnica del mundo se materializó en una empresa referente en sector.
Aquel proyecto dio comienzo en 1980, fundado por Marc Raibert. Especializado en Ingeniería Eléctrica e Informática, el experto inició sus trabajos robóticos en la Universidad Carnegie Mellon, pero posteriormente en 1986 se trasladó al MIT, donde además de participar en el Artificial Intelligence Lab, también ayudó a crear los mejores robots del mundo.
El resto de la historia es más reciente. En 2013 Google compró Boston Dynamics, en 2017 la compró Softbank y luego en 2020 Hyundai. Raibert sigue siendo el CEO de Boston Dynamics. Una empresa tan innovadora como costosa, como lo definió Andy Rubin en su tiempo en Google.
Mucho antes de BigDog, Atlas o Spot, el equipo de Raibert, bajo el nombre de Laboratorio Leg, creó varios robots capaces de andar, saltar e incluso dar giros en el aire. Nada mejor como verlos en acción en el siguiente vídeo.
El primer robot del Leg Lab fue el 'Planar One-Leg Hopper'. Creado en 1980, tenía una sola pierna y un pequeño pie. Fue diseñado para mantener el equilibrio y se controlaba con un sencillo algoritmo. Un par de años más tarde evolucionó en un modelo 3D, capaz de orientarse por una habitación y seguir rutas sencillas.
Estos robots claramente no tenían un aspecto tan logrado como los nuevos, pero ya ofrecían una llamativa combinación entre algoritmos e ingeniería.
"Es difícil que las empresas traten tan mal a los robots como lo hacemos nosotros, para descubrir posibles fallos", explica Raibert sobre su trabajo.
El Planar One-Leg Hopper le sirvió a Raibert para obtener distintas patentes. El cuerpo disponía de múltiples sensores y para mantener el equilibrio se basaba en tres factores: velocidad de avance, posición del cuerpo y altura del salto.
Pese a contar con solo una pierna, el primer robot de Raibert podía realizar saltos e ir al trote, incluso ya podía mantener el equilibrio aunque recibiera un pequeño empujón. El modelo 3D que vemos en el vídeo superior tenía una pata capaz de cambiar de longitud con aire comprimido y una "cadera" con dos ejes, impulsada por hidráulica. En total, el robot tenía un peso de unos 17,3 kg y medía 1,1 metros de altura, siendo capaz de moverse a 2,2 m/s (unos 8 km/h).
La decisión de que tuviera solo una pata no era casualidad. Era más sencillo para estudiar el equilibrio y eliminaba la complejidad de que las dos piernas tuvieran que sincronizarse. Los estudios con robots a cuatro patas empezaron en 1984, pero no fue hasta 1994, con el Spring Turkey, cuando Boston Dynamics empezó a estudiar cómo se comportaban los robots con dos piernas.
Han pasado casi 30 años desde entonces y los robots de Boston Dynamics son mucho más ágiles y estables. Siempre es interesante echar la vista atrás y comprobar lo mucho que ha mejorado la tecnología robótica.
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