El electrodoméstico es el gran olvidado de la revolución tecnológica. Es esa máquina programada para realizar una sola tarea ha formado parque de robots y utensilios electrónicos de los hogares desde hace décadas. Frigoríficos, lavadoras, cocinas. Inventos que apenas han notado el paso del tiempo. Únicamente con la llegada de un nuevo planteamiento, el llamado «Internet de las Cosas», han empezado a ganar funciones alternativas. Pero cumplen su papel. Y lo hacen porque logran su objetivo: ayudar a las personas. Los avances tecnológicos, en ocasiones, pierden el norte al desarrollar dispositivos y máquinas que, con el tiempo, demuestran su ineficacia. La gran base de los avances ha sido, y posiblemente lo será en el futuro, resolver problemas cotidianos. Mejorar y hacer más cómodo un uso actual. Son productos que en las grandes superficies se almacenan y solo atraen a los consumidores por obligación, cuando se le ha estropeado el casa. La robotización impulsada por los nuevos modelos basados en Inteligencia Artificial está allanando ese camino. Y va a más porque van apareciendo multitud de propuestas para todos los gustos y necesidades, pero la higiene y la limpieza se lleva la palma. Es fácil limpiar las cocinas, cocinar, dejar como una patena los cristales, higienizar la piscina o fregar. Tareas que poco a poco van a ir sustituyendolas los robots. Surgen proyectos interesantes en cada feria de tecnología. En muchos de sus estand se agolpan dispositivos y máquinas asombrosas que responden a una necesidad básica, pero a veces su interés se ve contrarrestado por el creciente interés de otros aparatos como los móviles. Aspiradores para olvidarte de la escoba Estar eclipsados por la telefonía y las nuevas tendencias que «venden» los fabricantes es ser totalmente invisibles a ojos del consumidor. Pero rascando por ciertos ambientes se encuentran verdaderas máquinas que son revolucionarias. No están demasiado extendidos, pero los robots aspiradores aspiran -valga la redundancia- a que las personas aparquen la escoba y el recogedor. Lo que pueda automatizar una máquina, mejor. La firma iRobot fue una de las pioneras en este segmento con varios modelos, pero muchas empresas le han seguido como LG, Cecotec, Dyson, Ecovacs, Rowenta, Vileda, Taurus, AEG, Neato. En el mercado existen muchos modelos que, con el tiempo, incluso han ganado en funciones gracias a su conectividad a internet. Recogen el polvo y limpian el suelo, aunque algunos de ellos incluso se pueden activar en remoto mediante una simple aplicación. Otros, incluso, pueden fregar. Es decir, vas a tener un equipo con funciones automatizadas para llevar el mantenimiento higiénico doméstico a rajatabla, pero cabe saber que para la basura de mayor tamaño hay que seguir haciéndola a mano. El objetivo es que las personas se olviden la escoba. Y no por razones, puesto que la mayoría dan buenos resultados. A la hora de comprarse uno hay que ver detenidamente la capacidad de succión y el tipo de palas para recoger los enseres, porque no todos actúan de la misma manera. Tampoco todos pueden acotar superficies concretas, mientras que otros van calibrándose (y «aprendiendo») a partir de un mapa de la vivienda. Adiós a la terrible plancha Lo que tal vez casi nadie había pensado era cómo también se podía llevar esta experiencia a una de las tareas que suscitan más odio en muchas personas, la plancha. No es únicamente el lavado, sino que dejar las camisas, camisetas o vestidos como una patena y bien lisos era cuestión de dedicarte tiempo a ese electrodoméstico que, con el paso del tiempo, tan solo han presentado evoluciones en nuevos materiales y consumos energéticos más eficientes. Pero si una máquina es capaz de hacerlo, ¿por qué no? Recientemente, en la última edición de la feria de electrónica de consumo CES, que se celebra cada año en la espectacular Las Vegas (EE.UU.), se pudo ver un invento revolucionario: una máquina que puede planchar, doblar y perfumar la ropa en tan solo cuatro segundos. No es la primera vez que se ve; hace dos ediciones, en 2017, su fabricante, FoldiMate, ya presentó entonces sus potenciales usos, pero su travesía ya está a punto de llegar a puerto: se lanzará en octubre de este año. Aunque no será a un precio para todos los bolsillos (970 dólares). Esta máquina, en cualquier caso, responde a una necesidad; ser útil. Puede utilizarse tanto para prendas de ropa como camisetas y pantalones, con tallas superiores a niños de seis años y menores que la XXL de adulto, como para almohadas y toallas de tamaño pequeño, mediano y grande. El resultado es impecable. Otra alternativa es la lavadora Effie, que tiene la capacidad de cuidar hasta 12 prendas de ropa al mismo tiempo. Colocadas sobre una hilera de perchas, el sistema va limpiándose cada cierto tiempo. El proceso es rápido. Al igual que otros productos similares, esta máquina tiene unas dimensiones algo ostentosas y no aptas para una vivienda pequeña. En este caso, pesa unos 35 kilogramos. Cuidar de niños y ancianos Una de las habilidades de los robots de última generación son sus capacidades asistenciales. Máquinas pensadas para el hogar que pueden ayudar y entretener a los usuarios, sobre todo los perfiles más exigentes, niños y ancianos. Hace años que muchos fabricantes han pensado en este negocio como una de las líneas comerciales más interesantes. Es un nuevo enfoque que tiene visos de ser una verdadera revolución gracias, en parte, a los nuevos modelos de «aprendizaje automático» para adaptarse a los tipos de usuario. Y empieza a haber de todo, desde robots que cuentan cuentos a los pequeños, que les cantan canciones y avisan a sus progenitores si tienen algún problema. Pero, además, resuelven otras problemáticas como la que sufren personas en la tercera edad o con problemas de movilidad. Son aparatos de metal y cables que pueden hacerles más fáciles la vida diaria, levantarles de la silla por medio de sus futuristas brazos mecánicos. Humanoides, como TMSUK, en Japón, que lleva años dando buenos resultados en hospitales. Un entorno, por otro lado, en donde la irrupción de otras propuestas como Medi, diseñado por la firma española Macco Robotics, permite ayudar a los más pequeños a vivir el momento de recibir un pinchazo de una inyección de una manera más liviana. Sparky, por ejemplo, es un pequeño robot-mascota pensado para personas que sufren soledad, así como Aibo, fabricado por Sony, que desde hace veinte años, que se dice pronto, se ha ofrecido para ser una compañía en los hogares. En otras ferias también se ha podido conocer una extravagante foca-robot llamada «Amparo», diseñada a tratar a pacientes con Alzhéimer.
via Tecnología http://bit.ly/2T8yfpq
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