«Eso no está en mi programación». A menudo las dudas sobre los avances en materia de inteligencia artificial sirven en bandeja la incapacidad de realizar tareas por las cuales no han sido diseñadas previamente. «Entrenar» sus algoritmos para que sean capaces de «aprender» al tiempo que realizan nuevas tareas implica un gran desafío. En esa pelea se encuentra la industria, que comienza a asumir un nuevo escenario: las máquinas pueden ya dejar de imitar comportamientos prefijados para plantar la semilla de la reflexión. Una investigación publicada en la revista «Science Robotics» desvela las capacidades para articular el sentido común y desarrollar un proceso cognitivo de los modelos de aprendizaje automático aplicados a los robots. El cerebro humano puede inferir conceptos a partir de imágenes y aplicarlos en el mundo físico en un entorno completamente diferente. Ello le permite, por ejemplo, completar tareas como el ensamblaje de un mueble de IKEA a partir de un simple libro de instrucciones con diagramas y bocetos del producto. Se trata de un difícil desafío al que se enfrenta el sector de la ingeniería robótica por el cual se deben implementar una especie de reflexión, de proceso cognitivo al alcance de un ser humano. Aplicar esos principios es una tarea difícil, pero empieza a estar cada vez más cerca. En el informe, investigadores de la empresa de inteligencia artificial Vicarious AI, se establece la manera en que los robots pueden aprender, interpretar y reflexionar a partir de observar imágenes de pares de objetos. Una nueva forma por la cual las máquinas pueden mejorar sus interacciones con un entorno real. El ser humanos suele estar bastante preparado para desenvolverse de manera ágil y precisa en un ambiente de múltiples piezas y herramientas, sabiendo cuál tiene que coger para avanzar en, por ejemplo, una tarea de ensamblaje. Los robots, en cambio, suelen tener ciertas limitaciones para superar este desafío. Para demostrarlo, los expertos desarrollaron un marco computacional capaz de replicar aspectos del aprendizaje humano. «Los conceptos se representan como programas en una arquitectura informática que consiste en un sistema de percepción visual, memoria de trabajo y acción. El conjunto de instrucciones de esta máquina cognitiva tiene comandos para analizar una escena visual, dirigir la mirada y la atención, imaginar objetos y situaciones nuevas, así como intentar manipular el contenido a partir de un trabajo visual para controlar el movimiento del brazo robótico», explican en el artículo los investigadores, entre los que se encuentra un español, Miguel Lázaro-Gredilla. Los robots actuales no tienen esa capacidad para discernir en tiempo real qué tipo de herramienta es necesaria para un determinado trabajo de montaje. Los expertos creen que la clave para resolver el problema es aplicar la manera en que aprende el ser humano. Un nuevo sistema informático permite, de tal forma, clasificar los objetos por peso, dimensiones y otras formas para que una máquina pueda «interpretar» cuál debe ser el camino correcto. Los expertos han demostrado cómo un robot puede usar «abstracciones» para interpretar conceptos novedosos presentados como imágenes esquemáticas y luego aplicar esos aprendizajes en situaciones muy diferentes. «Al llevar las ideas de la ciencia cognitiva sobre imágenes mentales, símbolos, percepción visual y representaciones deícticas al ámbito del aprendizaje automático, nuestro trabajo nos acerca al objetivo de construir robots que tengan sentido común», apuntan.
via Tecnología http://bit.ly/2RxHrqz
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