viernes, 26 de septiembre de 2014

Los drones seguirán teniéndolo difícil en el espacio aéreo de EEUU

Parcelcopter


La popularización de los drones vuelve a poner de manifiesto un problema muy ligado con las tecnologías y su expansión: la falta de regularización y la lentitud, normal por otra parte, para entender ciertos avances y crear una legislación a medida. Cuando se trata de vehículos aéreos no tripulados, la cosa se complica.


En España ya vimos que de momento el gobierno lo tiene controlado. En Estados Unidos el problema es parecido y de momento los drones solo se encuentran un montón de trabas porque, salvando casos experimentales, quieren volar libres por el cielo.


El principal problema en Estados Unidos lo encontramos en la regularización. Las leyes actuales sobre tráfico aéreo y vehículos de estas características no contemplan con precisión la existencia de los drones. Esto crea una tensión importante entre la federación administrativa de aviación (FAA) y el Congreso.


El objetivo por parte del gobierno de los Estados Unidos es lograr que los drones se ajusten a la normativa actual. Sin embargo, cada vez son más las voces autorizadas en la materia que hablan de un proceso de acomodación para incluir este tipo de vehículos con una serie de reglas muy concretas.


Los drones avanzan más rápido que las leyes


Hay que recordar que los drones no son solo para tener vehículos tipo Parrot con los que consumar nuestra faceta de aeromodelista. Hay usos y modelos de todo tipo más allá del ocio. Tanto la policía, las empresas de mensajería o incluso los ejércitos se plantea su utilización.


De hecho con temas de mensajería y logística hemos visto alguna que otra prueba pero la FAA es tajante: no se puede hacer un uso comercial con este tipo de dispositivos. Eso sí, han aceptado excepciones a modo de pruebas piloto para comprobar la viabilidad de estos servicios.


La principal preocupación de la FAA y el gobierno de los Estados Unidos no son los vehículos pequeños ya que su radio de acción no será superior a 400 pies (121 metros). El problema está en sus hermanos mayores con unas dimensiones mucho más abultadas.


Según la ley actual, estos vehículos entrarían dentro de lo que se conoce como clase A. Es decir, aquellos que pueden volar a la altura de un avión comercial. Aquí el mensaje es claro: deben estar preparados para evitar colisiones. No quiere que en el cielo haya atascos de tráfico.


Por último tenemos todo lo relacionado con las licencias. No queda claro cuál es el modelo a seguir pero todo apunta a que se mantendrá el modelo actual y será un requisito para cualquier drone que vuele más alto de 120 metros.


Las conversaciones siguen adelante pero de momento no hay ningún tipo de acuerdo al respecto. Nadie arroja luz ante un futuro que se divide entre quienes creen que no van a volver el sol con tanto drone en el cielo y quienes piensan que su uso no va ser tan masivo como para provocar conflictos mayores.


Nadie avanza y el nuevo plan de regularización no contempla la introducción de los drones. Mal asunto que está “obligando” a algunas empresas a mover sus fases de prueba a otros países más laxos con la utilización de los drones, véase por ejemplo Amazon en la India.


Vía | Associated Press






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