Los detectores de metales no lo son todo a la hora de encontrar objetos, sobre todo si no son de metal. O si lo que queremos es determinar la forma, algo que ha conseguido el nuevo dedo robótico del MIT.
El hecho de hablar de dedo y no de brazo robótico es por esta intención de que sea capaz de penetrar en un material granular como arena, arroz o similares. Se trata de un proyecto que será presentado en el Simposio Internacional sobre Robótica Experimental y los investigadores consideran que puede ser una técnica útil para la detección de objetos enterrados, incluso bombas.
Escarbar y ver, pero con mucha tecnología detrás
El Digger Finger ("dedo excavador", que así se llama) es un trabajo de Radhen Patel, investigador jefe del proyecto y estudiante de postdoctorado en el CSAIL (Computer Science and Artificial Intelligence Laboratory) del MIT, y otros investigadores de éste y otros laboratorios, encontrando a científicos especializados en materias como la inteligencia artificial o incluso el cerebro y las ciencias cognitivas. Para poner en contexto, explican que hasta ahora los robots lo han tenido fácil para identificar objetos descubiertos, como es un ejemplo la mano robótica que vimos aquí, pero que en el momento que están enterrados la cosa pasa a otro nivel.
En ese sentido crearon el Digger Finger, pasando a pensar de manos a dedos. Si se trata de hurgar, lo versátil son los dedos y las garras, no una mano, así que partieron ya con esa idea.
El Digger Finger tiene una cabeza en punta que incorpora sensores táctiles para identificar el objeto. En las pruebas el robot fue capaz de introducirse en un medio granular (arena y arroz) y detectó de manera correcta la forma de los objetos enterrados, con mayor definición que otros intentos previos como las vibraciones ultrasónicas, según aseguran.
Para los sensores recurrieron a uno llamado GelSight, que consiste en una cámara y LEDs cubiertos por un gel y una membrana, que se deforma cuando los objetos presionan contra ella. Las luces brillan a través del gel hasta la membrana, mientras la cámara recoge el patrón de reflejo de la membrana.
Esto es recogido por un ordenador, que mediante algoritmos de visión computerizada extraen la forma 3D del área de contacto. Aunque eso sí, simplificaron el sensor y lo adelgazaron para evitar algunos inconvenientes, consiguiendo una membrana táctil de 2 centímetros cuadrados.
En cuanto a la estructura, el reto estaba en parte en evitar las complicaciones de un medio granular, como puede ser que alguno de los granos interfiera en las articulaciones y pueda bloquear alguna pieza. Para evitarlo, añadieron un motor de vibración, que según Patel funcionaron bien siempre y cuando eran rápidas.
Como decíamos al principio, los investigadores creen que el Digger Finger puede hacer las veces de detector de objetos como cables enterrados o bombas. Según Unicef y otras organizaciones, las minas antipersona siguen siendo un problema al ser usadas en los conflictos bélicos actuales, así que cualquier herramienta que sirva para detectarlas y facilitar su desactivación sería una buena noticia.
De hecho, hace unos años ya vimos un intento de robot detector de bombas en forma de insecto. Aunque el hecho de que tenga que haber contacto nos deja con algunas dudas, veremos si lo evolucionan hasta alguna solución completa.
Imagen | MIT
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