Dos letras que dan para mucho, IA. Nos referimos, claro está, a la Inteligencia Artificial. Una tecnología que empieza a estar presente en todos los rincones de la sociedad aunque tiene un problema: es invisible. No la vemos, pero la sentimos. Sabemos que está ahí manejando parte de los hilos de las industrias y de los servicios digitales que utilizamos diariamente pero apenas sabemos qué es. Bajo esa corteza etérea se esconde una infinidad de disruptoras metodologías y avances que están llamados, en principio, a cambiar para siempre la vida de las personas, aunque por el camino aparezcan los miedos al impacto económico. De los avances en inteligencia artificial se habla mucho. Y muchas personas lo hacen de oídas, sin más conocimiento que la que viene de la mera observación. Para una gran parte de los ciudadanos, el 60%, la Inteligencia Artificial es un robot. Así se desprende del estudio Digital Frontiers 2019, elaborado por la compañía tecnológica VMware, que pone de relieve que la mitad de los encuestados (una muestra de 1.500 personas) dejaría que la Inteligencia Artificial controlase su dinero si «supusiese un ahorro más rápido». Por regla general, cuando se habla de la robotización de los procesos industriales, la industria 4.0 o directamente de la Inteligencia Artificial, muchos se llevan las manos a la cabeza. Hay un miedo atroz a perder el empleo, a ser inservible al sistema. Pero tal vez no es tan grave la situación dado que en las últimas décadas se han producido avances que han mejorado millones de puestos de trabajos. Incluso un estudio elaborado hace años que apuntaba a que el 47% de los empleos va a estar en manos de los robots en 2033 se ha desinflado: sus autores, ahora, no lo respaldan. Es más, la sensación que empieza a cabalgar es que las nuevas tecnologías van a contribuir, no obstante, al empleo. Según el informe Digital Frontiers, el 58 % de los encuestados cree que la IA va a ayudar a tener nuevas y mejores oportunidades profesionales. Un dado que se relaciona con el hecho de que el 49% de los usuarios están dispuestos a que las empresas experimenten con nuevas tecnologías para mejorar el servicio de atención al cliente, «aunque al principio tenga errores». Una mayoría, además, cree que estas tecnologías van a tener un impacto positivo en el medio ambiente (el 44%) en el futuro. Pese a todo, el 62% de los encuestados admite que siguen sin saber lo suficiente sobre tecnologías como la IA, el llamado «Internet de las Cosas» o el «blockchain», que se están abriendo camino en muchas empresas y servicios. El 61% de los encuestados -recoge la investigación- espera que sean las empresas las que les ayuden a entender mejor las nuevas tecnologías. Uno de los aspectos que más preocupa en la sociedad es la privacidad de los datos personales que se depositan en las plataformas y servicios digitales, aunque una gran mayoría no pone remedio. El desconocimiento es muy grande: el 61% de los encuestados admite que no saben realmente quién accede a su información. No acaba ahí la cosa, puesto que una gran mayoría (el 66%) tiene «la paranoia de que las empresas rastrean y registran lo que hacen a través de sus dispositivos».
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