El Rey fue el encargdo de inagurar este martes el congreso mundial IROS 2018 de robótica que se celebra en Madrid. Y Felipe VI ya solicitó que los robots y la inteligencia artificial sean compatibles con empleo estable. Para Felipe VI, animó a apostar por esta tecnología y por la inteligencia artificial para garantizar «un crecimiento económico inclusivo y sostenido, con empleo estable y de calidad». Y este miércoles los expertos han defendido también esta tesis. El futuro del robot se vislumbra más próximo al de la figura de un intermediario colaborativo que a la de un hipotético enemigo , tal y como han explicado este miércoles los científicos Oussama Khatib, director del Robotics Lab de la Universidad de Stanford, junto a Paolo Dario, profesor en el instituto de Biorobótica de la Scuola Superiore Snt'Anna, en Pisa (Italia). Según Khatib, quien además es presidente de la International Foundation for Robotics Research y miembro de la iniciativa Bio-X de la Universidad de Stanford, «la gran revolución» en el mundo de la robótica ha sido su salto desde los entornos cerrados en fábricas al mundo de los hogares, en donde se les exige reaccionar rápido e interactuar con precisión con las personas sin causar daño. Esta robótica doméstica es compleja porque «tiene que entender a los humanos y saber qué quieren exactamente» en cada momento mientras que la robótica industrial está programada habitualmente para tareas repetitivas. Sobre los posibles efectos laborales derivados de la robotización, el experto opina que «estamos muy lejos de una hipotética automatización total de los empleos»; de hecho, una gran cantidad de las tareas laborales actuales no pueden dejarse en manos de robots. Khatib, cuyo último trabajo es el desarrollo de robots humanoides sumergibles para ayudar en la reparación de estructuras submarinas, pronostica que «las máquinas seguirán al servicio del hombre» y no lo contrario, al menos durante mucho tiempo. También Paolo Dario, cuya investigación se centra en biorobótica, mecatrónica y robótica para rehabilitación terapéutica, y miembro del Consejo Global del Foro Económico Mundial en robótica y dispositivos inteligentes, destaca la revolución que supone que las máquinas interactúen correctamente con los hombres en entornos cotidianos: «ya tenemos la tecnología para no causar daño a los humanos», precisa el experto. Sobre las posibles consecuencias de la popularización de los robots, se manifiesta optimista y asegura que toda nueva tecnología crea oportunidades de trabajo. Como desafíos tecnológicos subraya entre otros, la necesidad de garantizar la seguridad de las personas en espacios cerrados en movimiento como los vehículos autónomos sometidos durante la conducción a muchas variables externas a las que deben reaccionar en tiempo real. Los robots, a prueba en un mundo «adverso» En la misma línea se posicionó también Marc Raibert, de Boston Dynamics. El futuro de una sociedad robotizada en el que los humanoides convivan con los humanos no está tan lejos como pensamos, pero solo se conseguirá si los robots funcionan no solo «en condiciones ideales» de laboratorio, sino también en un mundo «adverso», señaló el experto este martes. El fundador de una de las empresas punteras del mundo en robótica es responsable de varios robots cuadrúpedos icónicos como BigDog (gran perro), que puede recorrer largas distancias en terrenos adversos y coger peso, y de Atlas, un humanoide que salta, corre y coge peso con gran destreza. Para desarrollar robots con éxito, Raibert apunta como fundamental la máxima «créalo, rómpelo y arréglalo»: «La gente es muy protectora con sus robots, les da miedo sacarlo al mundo y ver qué puede hacer. A nosotros nos gusta que nuestros robots salgan al mundo y se rompan». A continuación ha puesto imágenes de SpotMini -un cuadrúpedo ligero- abriendo una puerta mientras un técnico la intentaba cerrar y le tiraba de una cuerda hacia atrás; o de BigDog corriendo por una montaña de escombros al aire libre que termina despeñándose. «Es muy importante probar los robots -subrayó-, para mejorar los algoritmos con los que funcionan». La gente cree que un software dice al robot lo que tiene que hacer, pero eso es solo la mitad de lo que vemos, la otra mitad es la información que obtiene del mundo físico, «como la gravedad o la fricción con otros objetos», y que son tan importantes como lo primero, ha explicado. Raibert ha subido al escenario a SpotMini, un cuadrúpedo con sistema de visión y de navegación autónomo, que puede adoptar diversas funciones. No solo se desplaza con agilidad, también coge cosas y puede sortear obstáculos. La compañía lo está probando en oficinas para tareas simples. El prometedor futuro y atención hacia el sector ha ido en aumento. Raibert recordaba como en el primer congreso IROS en 1989 solo había 75 personas. Hoy el congreso ha recibido a 35.000. Si en la actualidad los robots se dedican principalmente a tareas de emergencias, fabricación y entretenimiento; en un futuro no muy lejano es muy probable que sean uno más en tareas logísticas (entrega de mercancías) y en asistencia de personas dependientes. Ahora mismo su empresa se encuentra probando sus cuadrúpedos en el reparto de paquetes a domicilios: «¿Cuantos os gustaría que un robot os llevara un paquete a casa?», ha preguntado al auditorio, aproximadamente la mitad ha levantado la mano (entre ellos el rey). «Al resto ¿os da miedo verdad? Seguro que llamaríais a la policía?», ha bromeado. Donde todos los gurús creen que supondrá una revolución y una realidad no muy lejana es en la asistencia a dependientes: «Solo en Estados Unidos treinta millones de personas emplean gran parte de su tiempo cuidando a otros, estoy convencido de que no dentro de mucho los robots serán útiles en estas tareas».
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