A estas alturas todos seguramente conoceremos o habremos oído hablar en alguna ocasión de un genio adelantado a su época como fue el gran Leonardo da Vinci, un hombre capaz de destacar en ámbitos tan diferentes como letras y números, un ser humano excepcional que ya en 1495 fue capaz de crear, más como divertimento para la corte que como otra cosa, uno de los primeros robot que han visto la luz, un ejemplar único mucho más completo de lo que puedas imaginar.
Esta proeza vio la luz precisamente por ciertos aspectos que tienen mucho que ver con la situación y la época, es decir, la iglesia nunca ha visto con buenos ojos que alguien rebusque e investigue en el interior del cuerpo humano, algo que si pudo hacer el bueno de Leonardo da Vinci gracias, entre otras cosas y como decíamos, al momento en que vivió y a vivir en la época de mayor grandiosidad de Florencia, en aquellos momento bajo el amparo de la familia Sforza.
Si sabes o has leído de historia, seguro que conocerás de la amistad que unió a un artista y genio como Leonardo da Vinci con uno de los hombres más poderosos de la época como era Ludovico Sforza. Esta amistad permitió que Leonardo consiguiese financiación y grandes recursos para prácticamente todos los proyectos que quisiera. Uno de los más interesantes, al menos para el ámbito de este blog, es el que le permitió investigar en el interior de cuerpo humano de ajusticiados y vagabundos ya fallecidos, estos estudios finalmente desembocaron en un descubrimiento con el que Leonardo da Vinci comprendió que no somos tan diferentes a una máquina. Llegado a esta conclusión se propuso hacer lo contrario, es decir, construir una máquina (o robot) que se pareciera a un ser humano.
Con esta idea en mente Leonardo da Vinci crea uno de los robot más impresionantes del momento, recuerda que hablamos de 1495. Según el libro El reloj milagroso de Antoni Escrig: De proporciones anatómicas que seguían el establecido canon vitruviano, el androide tenía la apariencia externa de una armadura. Un conjunto de poleas, cables y engranajes accionaban los miembros del caballeros mecánico permitiéndole andar, sentarse, mover las manos, mover la cabeza y la mandíbula. Disponía de dos sistemas de control independientes. El que se encargaba de accionar las piernas, permitiendo mover de forma independiente las caderas, tobillos y rodillas, era externo; un operario transmitía el movimiento mediante cables. En cambio, el control de los miembros superiores, que incluían hombros, codos, muñecas y manos, era programable mediante un árbol de levas.
Lamentablemente el robot de Leonardo da Vinci se perdió en la historia aunque gracias al descubrimiento en 1950 de unos cuadernos y bocetos del mismo, en 2007 Mario Taddei consiguió construir un prototipo a imagen y semejanza del creado por da Vinci, un robot que funcionaba perfectamente tal y como se describe.
El artículo Así es el robot que ideó Leonardo da Vinci ha sido originalmente publicado en Robotikka.
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