sábado, 6 de diciembre de 2025

La UBU inaugura su laboratorio de drones, único en el sistema universitario

Laboratorio de drones en universidad

La Universidad de Burgos ha dado un paso importante en su apuesta por la tecnología con la apertura de un nuevo Laboratorio de Tecnologías de Drones, concebido como un espacio de referencia para el desarrollo, prueba y validación de soluciones avanzadas en vehículos aéreos no tripulados. Se trata de una infraestructura que aspira a colocar a Burgos y a Castilla y León en una posición destacada dentro del mapa europeo de la innovación en este sector.

Este laboratorio, que nace bajo la coordinación de la Unidad de Investigación Conjunta JRU Drones, está pensado como un entorno físico, técnico y humano donde universidades, empresas y administraciones puedan colaborar de forma estable. El objetivo es claro: transformar el conocimiento científico y tecnológico en proyectos de I+D+i aplicados, nuevas empresas y empleo cualificado en torno a la tecnología de drones.

Un laboratorio único en la universidad española y orientado a la industria

Centro universitario de drones

El nuevo Laboratorio de Tecnologías de Drones de la UBU está ubicado en la Escuela Politécnica Superior de la Milanera y comparte pabellón con los laboratorios de Hidrógeno Verde y de Robots Terrestres (AGV/AMR). Esta configuración da lugar a un entorno claramente multidisciplinar e innovador, en el que convergen energías limpias, robótica terrestre y aeronáutica no tripulada.

La instalación se concibe como un espacio orientado al tejido productivo, con especial atención a sectores industriales de alto valor añadido. Desde este ecosistema se buscará impulsar el desarrollo de drones y tecnologías asociadas con fuerte componente europeo, facilitando que empresas ya consolidadas y futuras startups puedan probar, ajustar e industrializar sus soluciones.

Una de las claves del proyecto es su vocación de apoyo a las empresas emergentes de base tecnológica y a los proyectos que surjan de la aceleradora empresarial de la propia universidad. La intención es que estas iniciativas no se queden solo en el ámbito académico, sino que encuentren un puente directo hacia la industria burgalesa y castellano y leonesa, favoreciendo la creación de nuevos productos, servicios y modelos de negocio.

En torno al laboratorio también adquieren protagonismo otras unidades de investigación conjuntas, como JRU HALO (High Accuracy Learning Operations), destinada al desarrollo de soluciones de inteligencia artificial aplicadas a drones y en la que se integrará próximamente la empresa Fsas Technologies, filial de Fujitsu; o la Unidad Conjunta de Investigación SLIM, centrada en el aligeramiento de materiales y estructuras ligeras para aumentar la autonomía de vuelo.

La singularidad del proyecto JRU Drones reside además en su clara apuesta por el trabajo colaborativo: investigadores de la UBU y del resto de universidades de Castilla y León participarán de forma conjunta, lo que permitirá acceder a convocatorias y proyectos de mayor envergadura en coordinación con empresas de distintos sectores y con las administraciones públicas.

Inversión pública y apuesta estratégica de Castilla y León

El laboratorio nace con un respaldo financiero significativo por parte de la Junta de Castilla y León. La Consejería de Industria, Comercio y Empleo aportó en una primera fase algo más de 218.000 euros para la dotación inicial del equipamiento, cantidad a la que se suman ahora 500.000 euros adicionales destinados a reforzar las capacidades tecnológicas del centro y a impulsar el desarrollo de nuevos tipos de drones para uso industrial.

Durante el acto de inauguración, la consejera Leticia García subrayó que este laboratorio es un ejemplo del compromiso del Gobierno autonómico con la innovación, la investigación aplicada y la diversificación del tejido productivo. Según destacó, el objetivo es que Castilla y León se sitúe como referente en el ámbito de la tecnología de drones, apoyando tanto a la industria ya instalada como a la creación de nuevas compañías con un fuerte componente tecnológico.

La responsable autonómica insistió en que la tecnología de drones juega un papel clave en la transformación que están viviendo sectores estratégicos como la defensa, la industria, la agricultura, la logística o la energía. A su juicio, la puesta en marcha de este laboratorio contribuirá a reforzar la capacidad de la Comunidad para atraer proyectos de I+D+i, talento especializado y empleo de calidad en los próximos años.

El rector de la Universidad de Burgos, José Miguel García Pérez, coincidió en este enfoque y remarcó que se trata de una iniciativa que representa una colaboración real con el tejido económico de Burgos, su provincia y el conjunto de Castilla y León. En su intervención, señaló que este tipo de proyectos solo es posible gracias a la cooperación institucional y empresarial, y se mostró convencido de que el laboratorio ayudará a situar a la Comunidad en la vanguardia tecnológica.

Desde el ámbito universitario se destaca también que esta infraestructura responde a una demanda industrial creciente: se estima que el sector de los drones y las tecnologías asociadas requerirá miles de profesionales en los próximos años. Con este laboratorio, la región busca adelantarse a esa necesidad, formando perfiles cualificados que puedan incorporarse al mercado laboral con garantías.

Prototipos avanzados: de la OTAN a la lucha contra incendios

Aunque el laboratorio acaba de ser presentado públicamente, la actividad investigadora ya está en marcha y comienzan a verse los primeros resultados. Uno de los hitos más destacados es el desarrollo de un prototipo de dron que ha sido recientemente presentado en el seno de la OTAN, en un contexto vinculado a aplicaciones de seguridad y defensa. Este logro se interpreta como una muestra del potencial tecnológico que atesora el centro y de su capacidad para proyectarse a nivel internacional.

Además de este proyecto, el laboratorio trabaja en una serie de prototipos de drones de aplicación industrial y dual, es decir, con usos tanto civiles como militares. Entre ellos figuran modelos impulsados mediante pilas de hidrógeno verde, un campo en el que la Universidad de Burgos mantiene una posición estratégica gracias a la infraestructura y conocimiento ya existente en el ámbito de las energías limpias.

Otra de las líneas de investigación destacadas se centra en el desarrollo de drones capaces de detectar de forma temprana incendios forestales y apoyar labores de extinción en las primeras fases del fuego. La idea es emplear sensores avanzados y algoritmos de análisis para reducir el riesgo de que los incendios evolucionen hacia episodios de quinta y sexta generación, mucho más complejos de gestionar y con un enorme impacto medioambiental y social.

En paralelo, el laboratorio colabora con la Unidad Conjunta de Investigación SLIM en el diseño de estructuras más ligeras y resistentes, buscando alargar el tiempo de vuelo y mejorar la eficiencia de los drones. Este trabajo con materiales avanzados se complementa con el desarrollo de sistemas electrónicos y de comunicaciones de alta fiabilidad, imprescindibles para operaciones críticas en sectores como el industrial o el de emergencias.

La participación de JRU HALO y de empresas tecnológicas como Fsas Technologies refuerza la dimensión de inteligencia artificial de estos proyectos. En este entorno, se están explorando modelos de autoaprendizaje y algoritmos de navegación autónoma que permitan a los drones adaptarse de forma eficiente a distintos escenarios, optimizar rutas, gestionar consumos energéticos y tomar decisiones en tiempo real con una supervisión humana cada vez más estratégica.

Formación especializada y generación de talento

Uno de los ejes fundamentales del laboratorio es su vocación formativa. Gracias a las inversiones en equipamiento y a la colaboración con empresas, la UBU podrá ofrecer formación especializada en diseño, fabricación y mantenimiento de drones, tanto a estudiantes universitarios como a profesionales en activo que quieran reciclarse o ampliar sus competencias.

Esta formación irá mucho más allá del mero pilotaje, abarcando áreas como la programación de sistemas embarcados, la integración de sensores, la planificación de misiones, la gestión de datos obtenidos por los drones y el cumplimiento de la normativa europea en materia de uso del espacio aéreo y seguridad. Con ello, se busca dotar al mercado laboral de perfiles muy completos, capaces de intervenir en todo el ciclo de vida del producto.

La consejera de Industria destacó que iniciativas como esta se integran dentro de programas más amplios de colaboración universidad-empresa, como Experience Plus e Incofi, que cuentan con una dotación conjunta cercana a los 13 millones de euros. Estos programas permiten que jóvenes titulados realicen prácticas en empresas con fuerte componente tecnológico, favoreciendo su incorporación al mercado de trabajo.

Para la Universidad de Burgos, el laboratorio es también una palanca para impulsar nuevas startups tecnológicas vinculadas a los drones. La idea es que el conocimiento generado en las aulas y en los grupos de investigación pueda transformarse en empresas capaces de competir en mercados nacionales e internacionales, manteniendo al mismo tiempo un fuerte arraigo en el territorio.

En este contexto, el rector recordó que la UBU ya trabaja en modelos de autoaprendizaje autónomo eficiente aplicados a los drones, aprovechando la experiencia previa de la institución en inteligencia artificial y análisis de datos. Este trabajo se combinará con la experiencia industrial de las empresas colaboradoras para crear soluciones que resulten realmente útiles y competitivas.

Aplicaciones de los drones en sectores clave

Los responsables del proyecto insisten en que los drones no son una tecnología aislada, sino una herramienta con aplicaciones muy variadas que ya están transformando múltiples sectores. En la agricultura de precisión, por ejemplo, se utilizan para monitorizar el estado de los cultivos, optimizar el riego, ajustar el uso de fertilizantes y detectar plagas con mayor rapidez, lo que se traduce en un uso más eficiente de los recursos y en una mejora de la productividad.

En el ámbito de la construcción y la ingeniería, los drones permiten realizar tareas de topografía, fotogrametría y revisión de obras e infraestructuras con menor coste y mayor seguridad, reduciendo la necesidad de desplazar equipos humanos a zonas de difícil acceso. Lo mismo ocurre en energía e industria, donde se emplean para inspeccionar parques eólicos, plantas solares o líneas eléctricas, evitando paradas prolongadas y minimizando riesgos.

En la esfera de la seguridad y las emergencias, estos vehículos aéreos no tripulados se han consolidado como aliados en labores de vigilancia, búsqueda y rescate, apoyo en incendios o evaluación rápida de daños tras fenómenos meteorológicos extremos. Su capacidad para acceder a zonas complicadas y proporcionar imágenes y datos en tiempo real resulta especialmente valiosa para los equipos de intervención.

Los usos se extienden también al medio ambiente, con aplicaciones en el seguimiento de fauna, el control de ecosistemas, la vigilancia de vertidos o la evaluación de zonas protegidas, y a la logística, donde ya se experimenta con la entrega puntual de paquetes y suministros médicos en áreas remotas o con difícil comunicación. Además, los drones se han consolidado en el ámbito de los medios de comunicación y el entretenimiento, gracias a la fotografía y el vídeo aéreo, o los espectáculos de luces que sustituyen a los tradicionales fuegos artificiales.

Todo este abanico de aplicaciones se ve reforzado por el trabajo del nuevo laboratorio de la UBU, que aspira a convertirse en un punto de referencia para la investigación científica y la formación práctica en estas tecnologías. El enfoque transversal del proyecto, que combina materiales avanzados, electrónica, inteligencia artificial y energías como el hidrógeno verde, permite abordar los retos del sector desde una perspectiva amplia y coordinada.

Con la puesta en marcha de este laboratorio de tecnologías de drones, la Universidad de Burgos y la Junta de Castilla y León consolidan una apuesta a largo plazo por un sector llamado a generar empleo cualificado, nuevas empresas y soluciones innovadoras para la industria, las administraciones y la sociedad. Burgos se posiciona así como uno de los polos más activos en el ámbito de los vehículos aéreos no tripulados en España, con la vista puesta en fortalecer su presencia en el entorno europeo de la innovación.



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