Todo era de color de rosa en el singular romance entre OpenAI y Microsoft. La cosa parecía tener mucho sentido: una ofrecía sus avances en IA, la otra sus recursos de computación y una cartera repleta de billetes. Ambas se beneficiaron de esa particular simbiosis, pero esa relación de conveniencia empieza a resquebrajarse.
OpenAI no para de pedir. Así lo indican 19 fuentes en The New York Times que señalan que tanto por una como por otra parte las suspicacias y las quejas comienzan a acrecentarse. La inversión de 13.000 millones de dólares que Microsoft hizo en OpenAI no era suficiente para Sam Altman, que siguió pidiendo más dinero y mejores condiciones a la hora de usar la nube de computación de Microsoft.
Dependencia mutua. OpenAI, como otras startups, dependen de gigantes como Microsoft para poder utilizar sus gigantescas infraestructuras con miles de CPUs y GPUs. Y Microsoft dependía de OpenAI para integrar (y vender) sus soluciones de IA: los copilotos de Microsoft no son más que ChatGPT con la pegatina de los de Redmond.
Quiero mejores condiciones. Como señala el NYT, OpenAI lleva todo este año intentando renegociar las condiciones del acuerdo. El objetivo: conseguir aún más capacidad de cómputo a menor precio. Satya Nadella, CEO de Microsoft, no parecía muy dispuesto, sobre todo tras el caos que provocó el despido (y posterior vuelta) de Altman en noviembre de 2023. Nadella se enteró de todo aquello por terceras partes, lo que le sorprendió y le puso furioso según diversas fuentes.
Microsoft tiene plan B. Probablemente aquello fuera uno de los motivos que llevó a Microsoft a buscar un plan B claro: crear sus propios modelos de IA para no depender de OpenAI. Para poder lograrlo, Nadella y su equipo dieron un paso importante: adquirieron Inflection por 650 millones de dólares y pusieron a su cofundador, Mustafa Suleyman, como máximo responsable de IA. Varios directivos de OpenAI incluido Altman están enfadados por ese movimiento, según el diario norteamericano.
Pero OpenAI también. Por su parte OpenAI se ha empezado a buscar las castañas. Microsoft permitió en junio que OpenAI usara otras infraestructuras en la nube. Eso hizo que OpenAI firmara un acuerdo por valor de 10.000 millones de dólares con Oracle, que proporcionará la capacidad de cómputo de sus centros de datos mientras Microsoft proporciona el software para aprovecharlos.
Inversores, venid. Eso no era suficiente para Altman y los suyos, que iniciaron una nueva y colosal ronda de inversión para captar nuevos socios. El objetivo era desde luego conseguir fondos para sus costosísimas operaciones, pero también aprovechar en el futuro a esos socios para sus operaciones. Entre los inversores están NVIDIA y MGX, una firma de inversión controlada por Emiratos Árabes Unidos. Esta última forma parte de un proyecto de OpenAI para crear centros de datos en todo el mundo.
Peleas de enamorados. Según algunas de esas fuentes, varios empleados de OpenAI se quejaron recientemente de cómo Suleyman había gritado a un empleado de OpenAI durante una videollamada. Según él la startup no estaba ofreciendo su nueva tecnología a Microsoft lo suficientemente rápido. En OpenAI se enfadaron porque ingenieros de Microsoft habían descargado software importante de OpenAI sin seguir los protocolos acordados entre ambas empresas. La alianza, efectivamente, se resquebraja.
No me das suficiente potencia. Algunos empleados de OpenAI se quejan de que Microsoft no está proporcionando suficiente capacidad de cómputo. De hecho, creen que Microsoft tendrá la culpa de que OpenAI no sea la primera en crear una AGI.
De AGI nada, Microsoft. Según el NYT, en ese acuerdo entre OpenAI y Microsoft hay una cláusula llamativa: si la primera logra finalmente crear una AGI, Microsoft perderá el acceso a la tecnología de OpenAI, algo orientado a que no haga un mal uso de dicha capacidad.
Imagen | Microsoft
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