Hace ya años, un monologuista del Club de la Comedia cuyo nombre ahora mismo soy incapaz de recordar defendía que lo que más placer daba en el mundo no era "ni la comida, ni el dinero, ni que te rasquen la espalda… Lo que más placer da del mundo es tener razón". Ese era parte del discreto encanto de la robótica: tener una cornucopia de cacharros que nos hicieran caso y nos dieran la razón.
Sin embargo, ya desde el principio, la ciencia ficción nos avisó que no iba a ser fácil. No hay que olvidar que ya la primera obra de ficción que incluyó robots, 'R.U.R' de Karel Čapek, ya acaba con decenas de estos seres artificiales organizando una revolución y destruyendo a la humanidad. Perdón por el spoiler, pero es importante: sobre todo porque ya hay equipos de investigadores trabajando en eso, en entrenar a inteligencias artificiales para que nos lleven la contraria.
¿Puede una IA ganarnos en un debate?
La "buena" noticia es que aún no lo hacen lo suficientemente bien como para ganarnos en pleno debate, pero no lo hacen mal. El grupo de investigación de Noam Slonim acaba de presentar en la revista 'Nature' un agente autónomo que puede participar en un debate competitivo con humanos. Y no es un asunto trivial.
Hasta ahora el trabajo de "imitación de tareas" relacionadas con el lenguaje ha ofrecido resultados mixtos. Por un lado, hemos conseguido con bastante éxito que los algoritmos sean capaces de entender la emocionalidad de una oración; por el otro, cosas como resumir textos o entablar diálogos han resultado mucho más complejas.
Según explica 'Nature', Project Debater (que así se llama el conjunto de algoritmos) escanea un archivo de 400 millones de artículos de periódicos y páginas de Wikipedia para elaborar argumentos y contraargumentos que usar en un debate con humanos. El equipo lo puso a prueba en un debate sobre la gratuidad de la educación preescolar y usó las transcripciones del mismo para que un jurado puntuara las declaraciones a ciegas.
Project Debater obtuvo buenas puntuaciones, aunque aún no ha conseguido ganar un debate. Sin embargo, como ocurre a menudo, las distancias se van acortando poco a poco y estos pequeños pasos nos acercan a un escenario donde las inteligencias artificiales puedan participar en actividades humanas complejas como destruir el mundo o, quién sabe, ganar un debate electoral.
Imagen | Adam Lukomski
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