lunes, 13 de mayo de 2019

Ya están aquí las primeras lechugas cultivadas por robots granjeros

La robótica y la inteligencia artificial son los dos ingredientes clave con los que algunas startups pretenden revolucionar la agricultura. La compañía T&G Global de Nueva Zelanda utiliza una cosechadora robótica para recolectar sus manzanas, diferenciando incluso si la fruta está o no madura y distinguiendo las variedades para coger solo un tipo. Iron Ox es otra pequeña empresa dispuesta a hacer historia con sus lechugas cultivadas por robots y que acaban de empezar a comercializar. Esta startup californiana inauguró el pasado mes de octubre su primer huerto robotizado, en el que las máquinas han sido las encargadas de realizar las labores que tradicionalmente han desempeñado los humanos. Ahora, ocho meses más tarde, las huerta ha empezado a dar sus «frutos». En concreto, tres variedades de hortalizas: lechuga, acedera y albahaca, que se comercializan ya como ensaladas preparadas y listas para consumir, tal y como recoge «The Verge». De momento, la venta solo se lleva a cabo en una única tienda situada en San Carlos, California, a tan solo un kilómetro de este huerto robótico. Así, aseguran la frescura de sus productos a buen precio, ya que no tienen costes elevados por el transporte. El precio de estas ensaladas oscila entre los 2,50 y 5 dólares (2-4,5 euros). Iron Ox ideó esta particular huerta de cultivo hidropónico, es decir, sin tierra. Las hortalizas se cultivan en soportes y tienen las raíces en suspensión, de tal manera que los brazos robóticos pueden moverlas de un sitio a otro, en función de su crecimiento y necesidades. Este tipo de agricultura tiene ciertas ventajas frente a la tradicional. Requiere de una menor cantidad de agua y puede llevarse a cabo en espacios pequeños. Pero también requiere más mano de obra. En el invernadero diseñado por la compañía, los ingenieros usan sistemas de robots patentados para cultivar aproximadamente 26.000 cabezas de lechuga, hojas verdes y hierbas alojadas en recipientes hidropónicos automatizados. Sin embargo, aunque la compañía insiste en que se trata de un cultivo «autónomo», los humanos aún son necesarios para desarrollar una gran parte del trabajo, tal y como explica Brandon Alexander, cofundador y CEO de Iron Ox a «The Verge». Los trabajadores siembran las plántulas y empaquetan las plantas cuando están listas para comer. La labor de los robots se limita a su cuidado diario mientras crecen, en el que Angus, un robot que rueda, se dedica a trasladar en conjunto una plantación dentro del invernadero. Llegar a este nivel de automatización llevó años de trabajo, reconoce el responsable, que trabajó anteriormente para Google X. «Existe una gran diferencia» en el hecho de que los robots «funcionen todos los días» a que lo hagan en un momento puntual. «La mayoría de las personas fuera de la robótica subestiman lo grande que es esa brecha», explica al medio. De hecho, la simple tarea de mover las plantas ha sido el foco en el que la compañía ha invertido todos sus esfuerzos por conseguir una verdadera automatización de los brazos robóticos. Todo ello es supervisado por un programa, apodado «Cerebro», que monitoriza las condiciones de crecimiento de cada plantación, que ajusta el balance de gases y nutrientes que necesitan las hortalizas para que se desarrollen en un entorno óptimo. La robotización de la agricultura avanza a un ritmo muy lento. Aunque sus defensores apuestan por automatizar el campo para incrementar la productividad y solucionar la cada vez mayor escasa mano de obra, la realidad es que, de momento, los seres humanos siguen siendo más baratos.

via Tecnología http://bit.ly/2vTeS9E

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