jueves, 9 de agosto de 2018

¿Una oficina de asesoramiento científico y tecnológico en el Parlamento?

Muchas de las iniciativas que han sido protagonistas del debate parlamentario en los últimos años tienen detrás aspectos científicos y/o tecnológicos -protección de datos, ‘big data’, nucleares, tabaco, contaminación por plásticos o genómica-, así que una oficina de este tipo, como las que ya existen en Reino Unido, Suiza, Grecia, Francia o Alemania, ayudaría a legislar con evidencia científica.

Se trata de dar asesoramiento neutral a los legisladores, ni opiniones ni recomendaciones, sino información basada en el conocimiento científico y tecnológico, pero también adelantarse a posibles futuras leyes o modificaciones normativas porque ¿tendrá España que legislar, por ejemplo, sobre técnicas de edición genética, aspectos de la reproducción asistida o el uso de robots?

Informes públicos de dos a cuatro páginas


Estas oficinas/consejos de asesoramiento -en el Parlamento catalán existe uno- tienen por lo general entre 5 y 15 asesores científicos y técnicos que preparan evidencias científicas sobre un tema en concreto, escudriñando centenares de artículos y haciendo entrevistas a expertos -investigadores, empresarios, académicos, miembros de ONG-, cuyo resultado se plasma luego en informes de dos a cuatro páginas con la información relevante para los políticos.

Estos textos pasan además, antes de su publicación, una revisión por expertos en cada tema.
La propuesta de instalar esta gran “biblioteca científica” en el Parlamento está impulsada por Ciencia en el Parlamento, una iniciativa ciudadana que cuenta con el apoyo de más de 170 instituciones y que tiene como objetivo conseguir que la ciencia y el conocimiento sean cada vez más importantes en la formulación de propuestas políticas.

Para ello, y para centrarse en las necesidades de la sociedad, hay que fomentar la relación entre políticos y científicos, tecnólogos e innovadores y una oficina de asesoramiento es un gran paso, según Eduardo Oliver, portavoz de Ciencia en el Parlamento, quien señala a Efe que no se trata de sustituir los cauces que ahora existen -asesores de grupos parlamentarios, ponencias de expertos-, sino de crear un espacio parlamentario de permanente consultoría.

“Las oficinas pretenden que los políticos tomen decisiones sobre todo informadas y basadas en el conocimiento y la evidencia“.

Adelantarse a los legisladores


Pero no solo estas oficinas asesoran a petición de los parlamentarios sino que también pueden adelantarse a los legisladores.


Laboratorio: toma de muestras para una analítica. EFE/J.A. AragónLaboratorio: toma de muestras para una analítica. EFE/J.A. Aragón


La del Reino Unido, que se estableció en el Parlamento británico hace más de 25 años, publicó un informe con las últimas investigaciones y evidencias sobre enfermedades mitocondriales -transmitidas por la madre- y los adelantos para facilitar que mujeres con mutaciones en el ADN mitocondrial puedan tener hijos.

Esto provocó que el Parlamento británico fuera el primero en legislar sobre la técnica popularmente conocida como “hijos de tres padres genéticos“, en la que se reemplaza las mitocondrias con alteraciones de la madre por mitocondrias de una donante sana.

También lo hicieron con el cigarrillo electrónico, cuando aún no estaba extendido, detalla Oliver, quien agrega que los informes que se publican se van modificando para añadir los últimos avances.

Preparados para la frustración


Las conclusiones de los técnicos de asesoramiento -que deben saber divulgar y hablar “el idioma de los políticos”– no son vinculantes y a veces incluso los políticos pueden tomar decisiones contrarias: “los técnicos deben estar preparados para la frustración”.

Hay un caso, también en Gran Bretaña, relacionado con una hierba -con efecto similar a la cafeína- que masca la comunidad somalí; quisieron prohibirla alegando que era dañina para la salud pero las evidencias de la oficina de asesoramiento británico dijeron que no era así.

Se echaron atrás, pero un tiempo después volvieron a decir que la prohibirían, esta vez por el impacto social en las familias.

Nuevamente las evidencias confirmaron que no había tal impacto; finalmente decidieron vetarla argumentando que está prohibida en otros países y no querían que Gran Bretaña se convirtiera en centro comercial de esta planta. Este fue el argumento que, aunque real, no fue al menos ni sanitario ni social después de las evidencias.
Existe una red europea de estas oficinas -EPTA, en sus siglas en inglés- que engloba a 22 miembros, doce de ellos miembros plenos, diez países europeos, el Parlamento Europeo y el Parlamento catalán -aquí se llama Consejo Asesor del Parlamento sobre Ciencia y Tecnología, CAPCIT– y diez miembros asociados, como EEUU, Chile o México.

España tiene que buscar su propio modelo, con sus matices, y aprender lo que funciona bien en otros países, argumenta Oliver.

En la mayoría existe una especie de “patronato” formado por políticos y representantes científicos, encargado de garantizar las actividades del grupo de técnicos de asesoramiento que forman la oficina y que preparan los informes, además de conectar a los parlamentarios con científicos.

Debates en noviembre en el Congreso


En los parlamentos donde existen oficinas se celebran al menos una vez al año debates científicos y eso va a ocurrir en noviembre en el Congreso de los Diputados, dentro de los actos del 40 aniversario de la Constitución: se han elegido doce temas -cambio climático, envejecimiento, contaminación, conciliación social, ciberseguridad o migraciones- y de todos se publicarán informes.

La sensación es buena, pero la oficina la habrá solo si los políticos están convencidos; las jornadas de noviembre serán un importante foro para demostrar la necesidad de esta asesoría científica, concluye el portavoz de Ciencia en el Parlamento. EFEfuturo

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