Personas frente a máquinas. Máquinas ante humanos. En plena era de la posverdad, el conocimiento y el rigor es la antesala de la salud informativa. El colmo de males es que el 51,8% del tráfico mundial de internet lo generaron «bots» a lo largo del pasado año. Según los datos del V informe anual de tráfico web elaborado por la firma de ciberseguridad Incapsula, en 2016 el tráfico de internet generado a través de «bots» superó al de los usuarios humanos (48,2%). Pero, ¿qué es realmente un «bot»? Se trata, pues, de un programa informático capaz de realizar funciones automáticas. Entre otras cosas son considerados responsables de ejecutar respuestas y entablar una cierta interactividad, pero ello no quiere decir que se traten de agentes que cometen actos ilegales, dado que intentan imitar el comportamiento humano. El estudio, que examinó más de 16.700 millones de de visitas procedente de unos cien mil sitios web seleccionados de manera aleatoria, pone de manifiesto los altos índices de mensajes, visitas y movimientos en los que no interviene la mano humana. Hasta hace dos años, los expertos detectaron una tendencia a la baja en la actividad de los «bots» pero desde el pasado año se ha vuelto a incrementar. Este cambio se atribuye, sin embargo, al aumento de la actividad robotizada para generar al menos unas mil visitas diarias a una página web, independientemente de la naturaleza de los mismos. Los expertos separan a los «bots» en dos ámbitos, por así decirlos buenos (lecturas, asistentes, atención al cliente) y malos (spam, pujas, visitas indiscriminadas). El estudio constata que las páginas web con menos visitas diarias las visitas automáticas eran superiores los llamados «bots malos». En las redes sociales se corre la misma suerte. Según un reciente estudio elaborado por las universidades del Sur de California y de Indiana, el 15% del total de las cuentas registradas en la red de micromensajes Twitter son «bots», es decir, no hay una persona detrás de ellas que las atienda de manera habitual. Estos datos ofrecen una combinación paradójica. De los 319 millones de usuarios registrados en el mundo en esta plataforma, 49 de ellos vendrían a ser robots, capaces de interactuar entre otros «bots» de manera automática en aras de simular comportamientos quasi humanos para Son utilizados, en líneas generales, para agregar nuevas cuentas e interactuar con otras además de servir de lanzadera de enlaces automáticos para ampliar el rango de tráfico de determinadas webs. Twitter ha declinado, sin embargo, constatar estas cifras tras solicitarla este diario, aunque podría rebajarse hasta un 9% en caso de aplicar otra serie de variables en la metodología del estudio. A grandes rasgos, la mayoría de estas cuentas robotizadas no implican riesgo alguno, ya que sus sistemas implementados son poco avanzados y no son capaces, siquiera, de interactuar con otros usuarios, lo que en este caso podría dar una imagen de normalidad. En muchos casos estas cuentas tampoco disponen de imagen de perfil, sino que en su lugar aparecen los típicos «huevos», una serie de cuentas que desde hace poco se pueden silenciar gracias a la introducción un sistema de Twitter para aumentar la privacidad. Estos «bots» son activados, básicamente, para compartir enlaces de manera periodica o, incluso, utilizados para intentar convertir un tema en «trending topic» -tendencia del momento- con la obvia repercusión que ello conlleva. En Facebook también son conscientes de la existencia de miles de cuentas, muchas de ellas ocultas sobre imágenes de chicas sexys, que son sencillamente falsas. En un informe presentado al SEC ((Security and Exchange Comission, por sus siglas en inglés), la mayor red social del mundo estima que existen 83 millones cuentas falsas de las 1.890 millones de perfiles registrados hasta la fecha.
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