Poco a poco vamos viendo como cada vez es más común, sobre todo en ciertos establecimientos que buscan diferenciarse del resto en cuanto a tecnología, ver como se apuesta por los robots de telepresencia. Lógico si tenemos en cuenta que estos sistemas nos permiten movernos, ver y escuchar a distancia a través de sus sensores y cámaras e incluso mantener conversaciones si están dotados de pantallas. Desde la Universidad de Pennsylvania han decidido ir un paso más allá y apostar por la instalación de nuevos sensores y actuadores asequibles que ofrezcan experiencias mucho más inmersivas, este proyecto ha recibido el nombre de DORA.
Bajo el nombre de DORA, Dexterous Observational Roving Automaton, nos encontramos un sistema donde se ha intentado integrar tecnologías de realidad virtual como Oculus Rift en una plataforma capaz de ofrecer las mismas capacidades de un sistema de telepresencia de alta calidad a un coste muy razonable. Como puedes ver en el vídeo que hay justo bajo estas líneas, el equipo de investigadores básicamente te ofrece la oportunidad de poder contemplar el mundo que rodea al robot con simples movimientos de cabeza gracias a un software de última generación.
Lamentablemente y aunque DORA es un proyecto que, a simple vista, parece más que interesante, por el momento todavía está en una fase muy verde. Como dice el equipo encargado de su diseño y desarrollo, el principal problema al que se enfrentan es conseguir que el usuario no tenga náuseas y mareos debido al funcionamiento de nuestro cuerpo que une las sensaciones percibidas por vista y oídos internos en el cerebro, algo que nos ayuda a percibir el mundo que nos rodea y que, en caso de que algo falle o salga mal, no ofrecería DORA, razón que hace que la telepresencia inmersiva sea un tema tan difícil.
Bajo esta líneas tiene un vídeo donde se puede ver el funcionamiento de DORA a través de Oculus Rift donde, gracias a varios sensores de las gafas de realidad virtual se consigue que las cámaras u “ojos” de DORA se muevan en el sentido y dirección en el que orientamos las gafas. Debido a esta forma de funcionar, nos encontramos con otro problema, cuando movemos la cabeza nuestro cerebro espera que las imágenes captadas por nuestros ojos se muevan al instante, en caso de que haya cierta latencia en este movimiento podemos llegar a sentirnos mal o, cuanto menos, incómodos.
Ahora bien ¿qué están haciendo el sistema? Básicamente lo que se ha conseguido es que, mediante los sensores de Oculus Rift se manda información a un ordenador, estos datos deben ser procesados y analizados para saber qué cantidad de grados deben moverse las cámaras del robot y enviar la información a DORA para que sus motores actúen respecto a esta petición. Todo este proceso se lleva acabo en algo menos de 70 ms, una latencia que según sus desarrolladores es aceptable ya que, en primer lugar optimizando los procesos se podría reducir y según otros expertos en la materia, una latencia de 20 ms ya no es perceptible.
El artículo Consigue una experiencia mucho más inmersiva gracias a DORA ha sido originalmente publicado en Actualidad Gadget.
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