El teléfono móvil inteligente logró irrumpir hace una década más o menos cambiando para siempre la forma de interactuar entre los demás usuarios y inaugurar un escenario sublime de consumo de contenidos. Mientras los gigantes del sector buscan a su sucesor como el centro de la vida digital de millones de personas, el «smartphone» seguirá durante mucho tiempo como el principal aparato. Realidad aumentada, sistemas de pago móvil o la incorporación de otras tecnologías como el aprendizaje automático vendrán a sumar y no a sustituir este aparato en los próximos cinco años. «Vivimos una época de cambio incesante que cohabita con una pertinaz continuidad», recalca el último informe de predicciones tecnológicas de la consultora Deloitte. De momento, el «smartphone» seguirá formando parte de la vida de los usuarios. Y, además, se consolidará. Los expertos prevén que para 2023 su penetración superará el 90% en los países desarrollados, lo que supondrá un incremento de cinco puntos con respecto a 2018. Los expertos, además, creen que consolidará su posición como el principal acceso a servicios y contenidos digitales. «El éxito del "smartphone" se verá acentuado por un abanico de innovaciones, en su mayoría imperceptibles», reza el informe. Esas futuras funciones «invisibles», que algunas ya están empezando a desarrollarse y llegando a cuentagotas a los dispositivos móviles, permitirán extender el abanico de posibilidades y, por ende, ampliar la experiencia de uso. «La repercusión conjunta será tangible, en forma de una mayor facilidad de uso o una mejora de la funcionalidad, favoreciendo a la absorción cada vez mayor de funciones de otros dispositivos físicos y desplazando todavía más al PC», son otras de las predicciones elaboradas por los expertos. Realidad aumentada, nada nuevo pero más allá Uno de ellos será, sin duda, la realidad aumentada. Se trata de una tecnología que, pese a no ser realmente novedosa, irá a más. Consiste en superponer bajo una imagen estática objetos virtuales, con lo que puede tener, según los expertos, importantes aplicaciones en el campo del diseño industrial, la educación o la medicina. Hay muchos proyectos interesantes ya en funcionamiento. Incluso se ha podido probar en el quirófano como «ayudante» de un cirujano. El dispositivo móvil por antonomasia, el teléfono móvil inteligente, permitirá hacer extensible y popularizar en los próximos años esta tecnología gracias a sacar partido a sus cada vez más potentes cámaras. Empresas como Apple o Google han puesto mucho interés en desarrollarlo, con lo que se entiende que irá a más. Parte de ese éxito se encontrará no solo en el contenido disponible, sino su capacidad para generarlo. Los expertos de Deloitte predicen que más de mil millones de usuarios de «smartphones» producirán contenidos en realidad aumentada «al menos una vez en 2018, mientras que 300 millones serán usuarios regulares, es decir, que crearán contenidos mensualmente y decenas de millones producirán y compartirán contenidos semanalmente». Con todo, se prevé que generará unos ingresos directos para 2020 de 1.000 millones de dólares, lo que supone multiplicar por 10 los de 2018. Aprendizaje automático para todo Otra de las tecnologías más calientes que comenzará a llegar a la vida diaria de las personas se basará en algo que, a priori, es un intangible, casi imperceptible e invisible para los usaurios, el aprendizaje automático o «machine learning». La clásica idea de enseñar a las máquinas y robots a pensar como humanos es cada vez más frecuente en nuestro día a día. Incluso sistemas de procesamiento neuronal ya han llegado al móvil de la mano de firmas como Huawei o Apple, que han aplicado estas innovaciones para adaptarse y surgir funciones personalizadas a los usuarios. La última generación de chips para el aprendizaje automático será la catapulta para hacerlos más «inteligentes» y, por tanto, imprescindibles. Los expertos creen que a finales de este mismo año, más del 25% de los procesadores empleados para acelelar esta tendencia será del tipo FPGA (Field Programmable Gate Arrays o Matriz de puertas programables) y ASIC (Application-Specific Integrated Circuits o Circuito integrado de aplicación específica), dos conceptos diseñados para funciones específicas. Con todo ello, además, se prevé que, además de aumentar las capacidades de los terminales, permitan que «las aplicaciones consuman menos energía y, al mismo tiempo, sean más rápidas, flexibles y potentes». El estudio refleja en que el número de implantaciones y proyectos pilotos de esta tecnología se duplicará con respecto a 2017 y volverá a duplicarse de cara a 2020. El auge del pago por contenidos Por si fuera poco, el teléfono móvil seguirá como ventana principal al consumo de contenidos multimedia. Cada vez más los usuarios comienzan a suscribirse a servicios digitales apostando, con ello, por la calidad de la oferta de contenidos. «El consumo lineal de contenidos y eventos en vivo está en auge en la era digital», recalcan los expertos de Deloitte, quienes creen que para 2018 se genere un volumen de ingresos de 545 mil millones de dólares. Unas cifras que representa un aumento del 1% a nivel global respecto al año anterior. Según pone de manifiesto el informe, la mayor parte de esos ingresos procederán de sectores de medios tradicionales , con la televisión a la cabeza, seguida de la radio. Los eventos en directo como conciertos o conferencias crecerán, a su vez, en su conjunto, hasta alcanzar los 146 mil millones de dólares para este año. Es más, si a finales de 2018, el 50% de los adultos en países desarrollados contará con al menos dos suscripciones a medios exclusivamente online, los expertos predicen que esta media se duplicará en 2020. El estudio también ha puesto de relieve como cada vez hay «mayor predisposición» al pago por contenidos. En 2018, según el documento, habrá 580 millones de suscripciones y 350 millones de suscriptores. Además, la demanda de nuevos géneros como el «streaming» crecerá en torno al 47% mientras que los deportes electrónicos o «eSports» seguirán ganado peso ante esta imparable tendencia. Esto demuestra, según hace hincapié el estudio, que se estabilizará la tendencia de caída en el consumo de televisión; la televisión tradicional disminuirá casi un 15% sobre todo entre el público que se concentra entre los 18 y 24 años.
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