martes, 12 de diciembre de 2017

San Francisco dice «no» a los robots que reparten a domicilio

Llamados por muchos «los futuros Uber de las aceras» por su proliferación en los últimos años, los robots de entrega a domicilio implantados en San Francisco han encontrado una oposición en la población que no esperaban. Las críticas han motivado que el Gobierno de la ciudad haya tenido que implantar una nueva legislación que regula su uso y número. «Si no valoramos a nuestra sociedad, si no valoramos tener la oportunidad de ir a la tienda sin ser atropellados por un robot... ¿qué está pasando?», ha declarado para el diario The Guardian Norman Yee, supervisor e impulsor de las recién estrenadas normas. En concreto, los permisos de robot tendrán un límite de tres por compañía, y nueve en total a la vez para toda la ciudad. La zona de influencia se restringe a «ciertos barrios industriales», en calles con aceras de dos metros de ancho, y deben estar acompañados por «un humano en todo momento». Empresas como Marble y Starship están desarrollando modelos comerciales de «robots como servicio», mediante los cuales las aplicaciones de entrega de alimentos contratan a las compañías de robots para realizar sus repartos y se ahorran personal humano, siendo una de las quejas principales de los vecinos. También critican que estos dispositivos ocupan lugar en las aceras, donde bicicletas o Segways están prohibidos. «Las aceras, creo, no son áreas de juego para los nuevos juguetes de control remoto de los inteligentes para ganar dinero y eliminar empleos», aseveró también a este medio Lorraine Petty, una activista del grupo comunitario Senior and Disability Action, que añadió: «Son para que nosotros caminemos». George Wooding, un activista local que usa una silla de ruedas, agregó: «No necesitas un robot para entregar un sándwich de jamón. Si quieres uno, baja y consíguelo tú mismo».

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