lunes, 28 de agosto de 2017

El robot tentáculo que localiza a las personas sepultadas en los derrumbamientos

Unos científicos de la Universidad de Stanford han desarrollado un robot tentáculo capaz de aumentar hasta en 25.000 veces su tamaño original. El sistema tiene la capacidad de infiltrarse por los más estrechos lugares sin romperse, tomar la decisión de ir por una dirección determinada y retransmitir las imágenes de aquello que va viendo. El robot está inspirado en el crecimiento que tienen los hongos, pero en este caso su capacidad motora radica en un sistema de presurización por aire. Aunque a priori pueda parecer un sistema mecánico, la robotización se encuentra en la facultad de toma de decisiones del lugar por el que debe dirigirse. Funciona gracias a unos sensores y a una cámara integrada en el cuerpo que «se alarga a medida que el material se extiende desde el extremo, pero el resto del cuerpo no se mueve», ha explicado Elliot Hawkes, profesor asistente en la Universidad de California en Santa Bárbara. ¿Alguna vez has soplado dentro de un guante volteado? Así va aumentando de tamaño el robot tentáculo, el aire se esparce desde una base fija de tal manera que se infla y aumenta hasta su tamaño límite. Durante el prototipo, el material se desarrolló con un plástico muy fino, pero en otras versiones más recientes en pruebas, el tentáculo crece mediante la presurización por fluidos. El objetivo de este invento es poder mover un sistema adaptado a los espacios más pequeños. En los procesos de rescate de personas sepultadas durante un derrumbamiento supone una ayuda para localizar a los desaparecidos, en vez de estar cavando. Así mismo, se está estudiando poder mover agua para saciar la sed mientras se actúa o planea dicho salvamento. El robot está preparando para moverse a través de los entornos más cerrados o escarpados. «El cuerpo puede estar pegado al entorno o atascado entre las rocas, pero eso no detiene al robot porque la punta puede seguir progresando a medida que se añade nuevo material al final», ha añadido Hawkes. El tentáculo ya se ha puesto a prueba en una pista de obstáculos con papel de lija, pegamento, clavos y sobre una pared de hielo para poner a prueba el sensor, que podría detectar el dióxido de carbono producido por sobrevivientes atrapados. Sin embargo, se pinchó cuando pasó por encima de una uña. Además, en otras pruebas, ha podido levantar una caja de 100 kilogramos e infiltrarse a través del recoveco de 10 centímetros de una puerta. El robot también puede tener aplicaciones para el sector eléctrico, gracias a sus sensores esquiva tuberías y puede sacar un cable a través de su cuerpo mientras está en movimiento, ofreciendo así un nuevo método para manejar los cables en espacios reducidos. Tal como se observa en el modelo actual, los científicos han construido el prototipo a mano y se alimenta gracias a la presión neumática del aire. Sin embargo, los investigadores tienen la intención de que en un futuro puedan desarrollar una versión automática y por agua para que se pueda emplear también para apagar incendios en zonas cerradas. También están explorando nuevos y más resistentes materiales, como el nylon.

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