Se celebra estos días en Londres la quinta edición del Huawei European Innovation Day, bajo el lema Exploration, light The way forward. Durante una intensa jornada, distintos especialistas y ponentes fueron desgranando lo que Huawei denomina, «el futuro digital de Europa». Un futuro que pasa por una sociedad hipertecnológica en la que todos los objetos que nos rodean estarán conectados, serán sensibles a su entorno y, además, serán inteligentes. Las ciudades se transforman, los dispositivos evolucionan, las redes crecen, los vehículos pasan a ser autónomos y nuestra vida se vuelve digital, tanto en los negocios como en el ámbito privado. Toda la sociedad, según Ken Hu, consejero delegado rotatorio de Huawei, está entrando en esta era digital. Desde las estructuras económicas a los modelos de empleo o los servicios públicos. En el mundo de hoy, para sobrevivir y prosperar es necesario tener habilidades tecnológicas. No es una opción para el continente europeo, sino una necesidad apremiante. Convertirse en digital es la base, en efecto, que nos permitirá seguir estando a la altura de lo que ya está sucediendo en otros continentes. Trastoca todos los sectores Para Hu, Europa tiene una serie de ventajas únicas que le permitirán afrontar el cambio con éxito. Industrias de alto nivel, investigación básica avanzada y una amplia base de población dispuesta a afrontar los cambios. Por supuesto, hay retos por resolver. Entre ellos renovar la infraestructura para permitir el despliegue de las nuevas redes rápidas, sin las que la digitalización no será posible. Y para conseguir eso se necesitan dos cosas: inversión y talento. Según Huawei, para 2020 el 90% de los empleos dentro de la Unión Europea necesitarán que los trabajadores tengan habilidades digitales. El despliegue de una infraestructura de red de banda ancha sólida requiere la participación de muchos actores, entre ellos las empresas y los poderes públicos, que deben colaborar estrechamente para hacer posible que esta transición inevitable se lleve a cabo sin traumas. Muchas empresas, desde la banca a los transportes o los medios de comunicación, ya se han hecho digitales sin apenas darse cuenta. Los resultados son aumentos de la eficiencia en más del 30%, y a con la mitad de costes. Con ese objetivo, Huawei se ha establecido firmemente en Europa, y colabora activamente tanto con gobiernos como con empresas. El premio es muy alto. Para la firma asiática, en términos de negocio, y para los europeos en términos de futuro. Y el coche se convirtió en un robot El coche autónomo es ya un clásico cuando se habla de redes 5G o del internet de las cosas. Y por supuesto no podía faltar en esta edición del Huawei European Innovation Day. Egon Schulz, miembro del 5GIA, explicó que la transformación digital no podía dejar de lado a los coches. Hace ya casi diez años que empezamos a hablar de coches conectados, pero la cosa no ha quedado ahí. Hoy hablamos de que nuestros automóviles estarán conectados a los servicios de la ciudad, así como a otros vehículos, creando una red coordinada de elementos en la que la información fluye libremente. Desde datos de tráfico al tiempo, noticias, música, previsiones meteorológicas... todo es posible. Pero para que todo esto funcione hay que afrontar importantes desafíos tecnológicos. Por ejemplo, se requiere que las ciudades tengan una capacidad de transmisión de datos de 10Mbps por metro cuadrado. Y una eficacia en las redes del 100 por 100, además de una latencia mínima. Eso nos permitirá pasar del simple coche conectado al vehículo capaz de conducirse a si mismo. Para Schulz, Hemos pasado en muy poco tiempo de coches en los que se podía hablar por Movil a otros que hablan solos con la ciudad y con otros coches. Es decir, estamos hablando de que los coches se convierten en robots, y el tráfico en una red de robots autónomos conectados entre sí. Schulz explicó que incluso en caso de emergencia, cuando por ejemplo un coche no pueda activar sus frenos, los vehículos cercanos podrán ayudarle y activarlos por él. La 5GAA (Automobile Association) cuenta ya con la participación de numerosos fabricantes de coches, proveedores de redes y tecnología y plataformas de servicios. La red de coches, en efecto, deberá ser capaz de soportar diferentes tipos de servicios al mismo tiempo.
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