martes, 3 de abril de 2018

El primer dron cartero ruso se estrella en su vuelo inaugural

Decía el escritor Aldous Huxley que la tecnología «sólo nos ha proporcionado medios más eficaces para ir hacia atrás». Si bien esta frase data del ya lejano siglo XX, en el que las películas de ciencia ficción soñaban con robots humanoides casi indistinguibles de las personas reales, autopistas interestelares y patinetes voladores, los últimos descalabros tecnológicos le dan la razón al creador de «Un mundo feliz», novela en la que miraba con pesimismo y recelo hacia ese concepto confuso llamado «progreso». El más reciente capítulo de cómo la tecnología del futuro aún no termina de revolucionar el presente es el estrepitoso fracaso del primer envío oficial del servicio ruso de correos a través de drones. La aeronave, que ha costado 20.000 dólares y que tenía que entregar entregar un pequeño paquete desde la ciudad siberiana de Ulan-Udea a un pueblo vecino de la región de Buriatia (ubicada a más de 4.400 km al este de Moscú), apenas alzaba el vuelo para estrellarse contra el muro de un edificio cercano, quedando totalmente destrozado. Aunque aún se estudian las causas, posiblemente una mala conexión Wifi fue la culpable del desplome del artefacto, que casi cae sobre las cabezas de algunos de los curiosos que se acercaron a presenciar lo que sería el principio del fin de los carteros tradicionales. Estos mismos «f ueron escuchados pronunciando improperios» después del incidente, según recoge Reuters. Una reacción parecida provocó el robot Fabio, quien fue contratado por la tienda de comestibles Margiotta Food & Wine, un pequeño establecimiento de Edimburgo, para llevar a cabo tareas de dependiente. Fabio -un modelo llamado «Pepper» que muchas empresas quieren introducir en ámbitos tan controvertidos como el cuidado de los ancianos o la educación y vigilancia de los niños- daba instrucciones vagas a los clientes, tenía problemas para acompañarles por la tienda y para escuchar sus demandas debido al ruido del establecimiento. Al final, la gente comenzó a evitarlo y la dueña tomó la determinación de despedirlo una semana después de que comenzase a prestar sus servicios. Más dramáticos son los dos accidentes mortales relacionados con los coches autónomos ocurridos en apenas una semana. El pasado 19 de marzo se reportaba el primer atropello mortal de una mujer de 49 años en Arizona, que fue arrollada por un coche de Uber mientras andaba junto a su bicicleta. Y Tesla reconocía hace unos días que el conductor de uno de sus vehículos fallecía tras el choque de su vehículo mientras llevaba el piloto automático activado. Porque, como decía también Alan Moore -por seguir con las citas de escritores-: «La tecnología es siempre un arma de doble filo. Traerá muchos beneficios, pero también muchos desastres». Y, de momento, la humanidad tiene el cuchillo por el mango.

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